Una alternativa a tampones y compresas
Si estabais pensando en pasaros a la copa menstrual y este titular os ha generado dudas, lo primero que tengo que deciros es que estéis tranquilas: como mucho os ocurrirá una o dos veces, las primeras. En cuanto comprobéis que tiene fácil solución, el miedo desaparecerá.
Las ventajas de sustituir las compresas y tampones por la copa menstrual son muchas: es económica, respetuosa con el Medio Ambiente y la mejor alternativa para mujeres con flujo abundante.
Sin embargo, hay ciertos detalles sobre su uso que no descubriréis hasta probarla. Uno de los menos agradables al principio es la dificultad de extraerla. Es muy común sentir que necesitáis ayuda para sacarla, que por más que tiráis y por más que metéis el dedo por un lado y por otro aquello no sale. Por suerte, esta sensación desaparece en pocos días.
Pero... ¿Es posible que se quede atascada?
Si por atascada entendéis que haga ventosa, la respuesta es sí. Hay ocasiones en las que la parte externa de la copa queda completamente adherida a la vagina, sin la mínima entrada de aire, de forma que cualquier intento por sacarla parece surtir el efecto contrario: se pega cada vez más.
Si no tenéis demasiada experiencia, lo frecuente cuando hace ventosa es probar a tirar enérgicamente del extremo (del pitorro diseñado precisamente para la extracción). No tardaréis en comprobar que, de ese modo, lo máximo que vais a conseguir es arrancar ese trocito de plástico y complicar el problema.
¿Es posible sacarla si al tirar se ha roto el pitorro?
Por supuesto. Las primeras veces parece muy complicado, pero es probable que con el tiempo vosotras mismas decidáis cortarlo por comodidad. El extremo de plástico no es imprescindible para extraerla, sólo pretende facilitar ese momento.
El pitorro servirá sobre todo para localizar el extremo de la copa de manera rápida. Si se rompe o se corta, simplemente habrá que palpar un poco más o asomar los deditos hasta localizar con las yemas la silicona.
Entonces, ¿cuál es el truco para extraerla si se ha quedado atascada?
De la misma forma que para meterla has tenido que hacer un pequeño pliegue en la copa, el método para sacarla cuando hace ventosa es devolverla a esa posición.
Partimos de una copa completamente abierta. Si no lo estuviera, no sería efectiva como método de retención, pues la sangre escaparía por los pequeños huecos que ésta dejara. Cuando la insertamos, lo hacemos con ella doblada porque de otro modo no entraría, pero al alcanzar un espacio más amplio, el interior de la vagina, la copa vuelve a su posición natural: desplegada.
El modo de volver a doblarla es sencillo: mediante un pequeño pellizco en la parte inferior. El aire accederá inmediatamente rompiendo esa ventosa y bastará un mínimo tironcito para su extracción.
Mucho ojo con la intensidad de ese pellizco, porque doblar la copa más de la cuenta provocará que se vierta la sangre contenida en su interior.
Cómo las primeras veces nuestra preocupación fundamental será simplemente que salga, mi recomendación es sacárosla sentadas sobre el retrete y con la pelvis lo menos inclinada posible, es decir, que la entrada de la vagina apunte hacia el agujerito. Ya que se va a escapar todo, que se manche lo menos posible.
Y tranquilas, que todas estas inconveniencias durarán poco: seguramente para vuestro segundo periodo experimental lo tendréis todo controlado.