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GOTICOS TALLUDITOS

¿Ser gótico a los 50? Sí, se puede

Tres mil cuatrocientos likes en el video de la youtuber gótica Angela Benedict apoyan el consejo de una elder goth (gótica veterana) a los llamados “jóvenes góticos elitistas de internet” para que salgan a la calle con las pintas que parecen reservar únicamente para sus fotos de Instagram. Los jóvenes góticos elitistas de internet tomaron el desafío como un insulto, y contestaron, con un chorreo de videos y stories, que un gótico no es más auténtico que otro por el hecho de maquillarse para salir a la calle o para sacarse una foto.

Góticos en el festival de música anual de Wave-Gotik-Treffen en LeipzigGetty Images

El viejo debate de quién reparte los carnés para apuntarse a una tribu urbana vuelve a estar de actualidad es una escena que se niega a sí misma con mucha fuerza. Y se niega a sí misma por dos motivos: primero, ningún gótico auténtico admitirá en público ser gótico (se considera de muy mal gusto), y segundo, la escena gótica lleva 20 años diciendo que está agotada y que no existe relevo generacional.

La primera generación de amantes de la música oscura y la estética siniestra son contemporáneos en su juventud de los grupos fundadores de esta corriente: Bauhaus y Christian Death en 1979, The Sisters of Mercy en 1980, Alien Sex Fiend en 1982 o Fields Of The Nephilim en 1984. Las matemáticas ponen en evidencia que se trata de un público (y de unos grupos, porque algunos siguen en activo) de más de 50 años.

No obstante, en España pegó fuerte lo que podríamos llamar una segunda generación, prácticamente seguida de la primera, aunque la eclosión primigenia les pilló viendo Los Payasos de la Tele o, con suerte, La Bola de Cristal. El gótico se reinventaba y ramificaba como un bosque de eucalipto. Nosferatu surge en 1988, Rosetta Stone y Marilyn Manson en 1989, y The Cure nunca se ha ido.

La escena gótica ya no es lo que era

DJ 666 tiene 50 años y es un importante discjockey de la escena gótica madrileña. No hay una criatura de la noche que no haya bailado a sus órdenes, primero desde la cabina del legendario club 666, por el que recibe su apodo, y después de manera itinerante.

Ahora, hace una sesión fija una vez al mes y acepta alguna que otra invitación para los tres fines de semana restantes. Antes salía todas las semanas de viernes a domingo. Si ahora no lo hace no es porque no pueda o porque no quiera, sino porque la escena ya no es lo que era: apenas quedan sitios a los que ir.

Góticos en el festival de música anual de Wave-Gotik-Treffen en Leipzig | Getty Images

Para este dj, la música es “lo fundamental y prioritario”. Y el gótico, “un estilo de vida”. No concibe un día sin música y su vida no ha cambiado nada, en ese sentido, en los últimos veinte años. No tiene hijos y todo el dinero del que puede disponer para su ocio lo invierte en música, en ir a todos los conciertos que le gustan y en viajar a festivales de música gótica por toda Europa.

“Nuestro presupuesto puede oscilar de tres mil a cuatro mil euros para dos personas en transporte, alojamiento y entradas”. Y así, decide a qué festivales irá dependiendo de si le gusta el cartel y no de si pilla cerca de casa o de si tiene playa incorporada.

Podría haber vivido de otra manera, pero ha tomado la decisión de aceptar que esta es su vida. Dudó, solo una vez, cuando estuvo a punto de cambiarse a una vivienda más grande: “opté por seguir en la misma casa y no renunciar a viajar ni salir ni comprar música”.

¿Demasiado mayor para ser gótico?

Llegados a una edad -40, 50 o 60- hay quien se pregunta si se es demasiado mayor para ser gótico. Por lo general, la respuesta es que sí. Pero el porqué no siempre es por voluntad propia, sino por presión social.

Hay quien no consigue compatibilizar la vida adulta con la pasión por la música. Hay quien se siente ridículo vistiendo de negro y prefiere pasar desapercibido. Hay quien la vida le absorbe, le agota, le destruye; y ya no es una metáfora. Baudelaire dijo que hay que ser sublime sin interrupción, pero la vida no siempre te lo permite.

La sociedad no acepta la diferencia

49 años tiene Brujita, el nombre por el que se la conoce en las redes. Para ella, la música, junto con la estética, son las dos formas de expresión en el movimiento gótico.

Por eso, se sigue arreglando para salir cada noche, vistiendo de negro, de cuero, de encajes o de hermosos vestidos victorianos. Según Brujita, la escena gótica se diferencia de otras porque valora la originalidad y se aleja del mimetismo de ser uno entre la multitud. Pero mantenerse fiel a uno mismo, con el paso de los años, no es tan fácil.

Góticos en el festival de música anual de Wave-Gotik-Treffen en Leipzig | Getty Images

Cualquier gótico lo sabe: “Esta sociedad no acepta la diferencia, solo busca la uniformidad sin contestación. No me gusta seguir las normas impuestas por la presión social, siempre he luchado por mi individualidad y por expresarla con mi imagen”, explica esta amante de los libros, la música y la noche.

“La presión se hizo más fuerte cuando se formalizó mi relación [con su pareja, DJ 666], me decían que esto es solo para adolescentes y jóvenes, que ya tenía que sentar la cabeza. Quien más presionó fue el entorno familiar más cercano. Afortunadamente, aunque no lo entienden, ya lo aceptan y me dejan hacer todo sin explicaciones”.

Al mercado le gusta la juventud y se alimenta de ella. Y lo que no promueve el mercado, lo provocan las inercias. Brujita y DJ 666 se han plantado ante esa idea.

“Si solo puedes ser diferente si eres joven o adolescente, parece que cuando llegas a los treinta solo hay un estilo de vida: matrimonio, hijos, casa e hipoteca. Tienes que olvidar quien eras antes”, dice ella.

“Mi opinión es que tienes que ser tú mismo, y debes luchar por aquello que es importante para ti, en mi caso la escena gótica, de la que disfruto mucho en compañía de mi pareja. Mi tiempo de ocio es a ritmo de festivales por Europa, donde puedo disfrutar de buenos conciertos y buenas sesiones de dj en las fiestas”.

Góticos, con familia y trabajo

Se puede tener una familia, un trabajo, ir a conciertos e incluso hacer un programa de radio de música gótica (y derivados) una vez a la semana. Juan Francisco Camacho puede. También es cierto que resume el truco en dos palabras: “la locura”.

Juanfran tiene 46 años y tres hijos de 17, 14 y 10. Trabaja como fotógrafo y realiza el programa Laletracapital cada lunes por la noche desde el año 2015. Lo que hoy es un espacio radiofónico fue, desde el año 2003, una web musical, por tanto su actividad viene de lejos.

A pesar de que los horarios y la paternidad hacen su vida más complicada, lo que verdaderamente le parece un escollo es “el desinterés generalizado por la escena y la música”, coincidiendo con Dj 666.

“Lo que me hace pensar muchas veces en desistir es más el predicar en el desierto que el tiempo que me quita de la familia y el trabajo. Pero bueno, eso también es un pequeño aliciente, cada nuevo oyente es una pequeña, pequeñísima victoria”.

Góticos en el festival de música anual de Wave-Gotik-Treffen en Leipzig | Getty Images

La existencia de terceras, cuartas y hasta quintas generaciones, u olas, de góticos está en entredicho porque, como decíamos, el gótico no solo se niega a sí mismo sino que además se niega a reconocer a los que vienen detrás.

Así pasó en las clásicas guerras emo de góticos contra aquella suerte de neogóticos deprimidos seguidores de My Chemical Romance que se libraron en los dos miles, o en la tozuda negativa para reconocer a las actuales y jovencísimas escenas de darkwave como parte del movimiento.

Mick Mercer, de 60 años, mitiquísimo crítico musical especializado en la subcultura gótica, escribió en su libro 'Gothic Rock' que “el gótico no existe”, que “tú tienes que inventarlo y que reinventarlo”, porque “solo tú sabes lo que es”.

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