El emotivo momento en que un niño paciente de cáncer se reúne con sus hermanos tras seis meses en el hospital
¿TE SIENTES IDENTIFICADO?
Todo el mundo es joven, nadie envejece. nuestros abuelos tenían hijos a los 20, nuestros padres a los 30, nosotros a los 40, o ni eso. Preferimos seguir jugando a ser eternos jóvenes y a llevar una vida en la que el hedonismo, lo lúdico y la falta de preocupaciones rijan nuestro día a día.
Ha sido un muy largo y cálido verano con muchas tardes y noches yendo a pasear y correr al 'Madrid Río.' Un inmenso microcosmos en el que uno puede hacer prácticamente todo lo que uno puede hacer al aire libre. Quien haya estado allí ya sabe perfectamente de lo que estoy hablando: paseantes, runners, vigoréxicos, malabaristas, jubilados, toboganes, campos de fútbol, niños, padres, gente en bici, gente en patines, gente en skate.
Y aquí es donde quiero poner la lupa. Tipos de 40 y 50 encima de sus 'longboards' con cara de, 'fluyo con el universo y el universo fluye conmigo.' Yo vengo de una ciudad de provincias y llevo poquitos años en Madrid. En mi ciudad señalarían a esos tipos, o mejor dicho, a ese valiente, y dirían: “mira, por ahí va el carroza del monopatín haciendo el ridículo.”
Afortunadamente, esto aquí no pasa, al revés. Aquí ese tipo de 40 ó 50 es alguien de 'edad media' que disfruta de su “independencia y de su libertad personal,” como diría Nicolas Cage refiriéndose a su chaqueta de piel de Serpiente en 'Corazón Salvaje.' Aquí la chaqueta es el longboard y el longboard el símbolo mediante el cuál alguien surfea por la ola de la vida más allá de etiquetas, complejos o edades.
Todo esto me ha quedado un poco 'New Age' ¿No?, pero sé que el lector en general, y el post-treintañero en particular, me ha entendido.
Lo ves por todas partes, no te digo si pasas por 'Malasaña', 'El Raval' o 'Ruzafa,' en los barrios 'hipster' todo esto se multiplica: camisas hawaianas, estampados imposibles, pantalones pitillo imposibles, camisetas frikis, jerseys navideños, riñoneras, gafas Wayfarer, gorras de visera plana, sombreros Fedora, calcetines vintage de rayas hasta las rodillas, tatuajes extremos, y por supuesto, la infinita gama de barbas y bigotes, imprescindibles para rematar cualquiera de los múltiples outfits inimaginables.
Y esto es sólo la punta del iceberg de un sinfín de elementos y complementos, a veces cosplays o representaciones estéticas de ese 'síndrome de Peter Pan' tras el que se ocultan los 'chicos' de 40 y 50.
Otro ejemplo gráfico. Todos en más de una ocasión hemos mantenido esa conversación sobre padres, madres, abuelos y abuelas, y sobre lo pronto que empezaron a trabajar y a tener hijos. A día de hoy, la juventud es algo que se prolonga cada vez más y más. Se prolonga y se estira como el 'Hombre Elástico' de 'Los 4 Fantásticos,' y no vemos el momento de enterrar, de una vez por todas, nuestro pack de camisas hawaianas.
Mi intención, ni muchísimo menos, no es conseguir la súper tesis sobre la era de la globalización e internet o lograr el estudio antropológico definitivo del hípster. Dios me libre. Simplemente estoy tratando de armar unas pocas líneas acerca de algo que últimamente me tiene obsesionado.
Imagino que esta franja horaria existencial en la que vivo o sobrevivo y la fauna socio cultural a la que pertenezco y en la que habito, no hace sino potenciar el drama del ya mencionado Síndrome de Peter Pan. 'Somos jóvenes eternos,' esa es, por decirlo de alguna manera, la conclusión a la que he llegado. Buscamos como si fuera oro el elixir de la eterna juventud, al igual que los 'Rolling Stones.'
Todo lo dicho arriba es una disección fast food con la que intento acercarme un poco más a la posibilidad de poder comprender todo esto. 'El mito de Narciso' planea constantemente por encima de nuestras cabezas. Nadie quiere sentirse viejo y anticuado, todos queremos sentirnos jóvenes y frescos. Y al igual que los ancianos de Benidorm bailan con 'Los pajaritos' de María Jesús y su acordeón, nosotros lo haremos con el 'One more time' de Daft Punk.
Techno y senectud, va a ser divertido. Me ha faltado hablar un poquito del trap, la banda sonora de los últimos dos años de nuestras vidas. Ese sonido, que al igual que los longboards y las camisas hawaianas, mete en la misma fiesta a quinceañeros y a gente que podría ser el padre de éstos.
El problema es que acabo de ser consciente de que llevo como dos horas escuchando un playlist demasiado random de Pimp Flaco, Gucci Mane, Bad Gyal, Migos, C.Tangana, Nicki Minaj, y un montón más, y estoy un poco saturado, la verdad.