El aterrador momento en que un estudiante de piloto abre la puerta de un avión en el aire
EL AUGE DEL CICLISMO A TRAVÉS DE INICIATIVAS, REVISTAS O LIBROS
Tiempo después, cuando el ciclista se apeó de su Olimpo y de su sillín, la bicicleta fue perdiendo poco a poco a buena parte de sus fieles. Y para muchos el Tour y La Vuelta a España volvieron a ser el arrullo de las sobremesas del estío.
Pocos deportes hay, en cambio, que condensen una épica tan bella, entre la soledad y el trabajo en equipo. Tampoco existe, además, espectáculo deportivo tan bien televisado como el Tour, con ese estar dentro de la etapa. Ni ninguna otra disciplina da lugar a crónicas tan literarias en la prensa. Os lo dice una que a la que el deporte, plin, pero que luego lee a Carlos Arribas y enseguida sabe que está ante alta literatura.
Al margen del mundo profesional, la bicicleta vive hoy sus mejores días. Se da la circunstancia de que España es un país de climatología amable en el que los carriles bici han crecido sobremanera durante los últimos años. Sólo en Sevilla presumimos de un entramado de 180 kilómetros y 72.000 usuarios diarios.
La capital andaluza es el paradigma de la conversión de estas vías en un verdadero recorrido para el transporte diario y no limitado al ocio, como sucede en otras ciudades.
Aquí hay abogados de traje que van a los juzgados pedaleando, hípsters a juego con sus fixies, nostálgicos que han desempolvado del garaje de sus padres sus viejas BH y que se plantan con ellas en la oficina… y chavales que llegan a sus colegios e institutos derrapando en BMX.
Adolescentes que, por otra parte, han encontrado nuevos ídolos como Peter Sagan, ciclista que por su carisma y su carácter macarra ha logrado enganchar a los más jóvenes al Tour (y desengancharlos después de que lo hayan expulsado de la presente edición).
En cualquier caso, el pedaleo no era ajeno al ámbito urbano. En los años 30 y 40, circulaban por nuestras capitales más bicicletas que coches. Pero ejemplos como el de Sevilla, San Sebastián y Vitoria, entre otras, indican que la mentalidad política ha cambiado en este aspecto.
Mientras tanto, ha empezado a producirse un fenómeno similar al del running, con su consiguiente furor por los accesorios, aparición de clubes, blogs, nuevas rutas, etcétera. También en España han surgido marcas como Santa Fixie, una startup que ha arrasado vendiendo biclicletas para el habitante tipo de barrios como Malasaña.
En las carreteras, es habitual ver a ciclistas perfectamente equipados, los mismos que están convirtiendo sus paseos en carne de redes sociales, y también los mismos que se han organizado para reivindicar mejores medidas, logrando, por ejemplo, que se estipule la distancia de seguridad de 1,5 metros.
Por otra parte, los más jóvenes han retomado este deporte a través de la BMX y la bicicleta de montaña. Y los treintañeros se han dado al halo moderno y cool que existe en el ciclismo como cultura.
Así lo atestiguan publicaciones como Cicloesfera, Ciclismo a Fondo y Maillot. Entre las más recientes ha venido destacando la excelsa Volata, que ha sabido como ninguna retratar la belleza gráfica y literaria de la disciplina. Sus portadas son un claro indicador del repunte del cartelismo basado en este deporte.
Asimismo, han nacido editoriales como Libros de Ruta y Cultura Ciclista, centradas en la temática. Y sellos jóvenes como Gallo Nero han publicado libros como 'El Tour de Francia', de Mario Fossati y 'La Vuelta a España', de Simón Rufo.
Su editora, Donatella Inauzzi, comenzó a publicar sobre ciclismo con 'El Giro', de Dino Buzzati, escritor y periodista que fue un cronista de excepción en la mítica trigésimo segunda edición de la carrera y cuyas crónicas quedan recogidas en este volumen.
“La vinculación con esta temática es personal, siempre me ha gustado el ciclismo, sobre todo en su época dorada, por el punto épico que encierra. Las crónicas de Buzzati son un relato magnífico de cada etapa. Elegí publicarlas por su calidad y por el amor que siento por este autor”, cuenta Inauzzi.
Para ella, este deporte nos fascina por el carácter primitivo que conserva, por la lucha del hombre ayudado por una máquina sin motor, por sus dimensiones humanas. “Los libros que he publicado hasta ahora sobre estas competiciones han funcionado muy bien. Han atraído a mi sello a lectores que buscan buena literatura deportiva y se han movido mucho en redes”, celebra.
En los últimos días ha visto la luz en Lince Ediciones 'Niebla en el Mont Ventoux y otras historias de ciclismo', del holandés Wilfired De Jong. El libro recoge 23 textos que dan cuenta del empeño del autor por contarle al mundo la belleza del pedaleo. Entre los libros destacados de los últimos años destaca la excelente 'Plomo en los bolsillos' (Libros del KO), del periodista Ander Izaguirre.
En mitad de este auge, el aficionado puede disfrutar de carreras como la Eroica Hispania, casi una fiesta cuyo objetivo es revivir los años gloriosos del ciclismo clásico. Además, han crecido como setas los cafés ciclistas, para los urbanitas que se desplazan sobre dos ruedas y donde el cliente puede tomarse algo, reparar su bici, ver competiciones… Así, Toma Café (Madrid), El Ciclista (Barcelona), y Recyclobike Café (Málaga).
Con todos estos cambios, las tiendas de bicis también se han transformado. Casos como el de Santa Cleta, en Sevilla, lo atestiguan: creado como un centro integral de la bici, no sólo venden y reparan o brindan un autotaller para los clientes, sino que promueven el uso de las dos ruedas con todo tipo de proyectos (de movilidad ciclista, de género y bici, con una escuela de formación…).
Todos estos fenómenos ponen de manifiesto que la bici ha regresado para quedarse, con todo el bien que ello está suponiendo para nuestras calles. Estamos en julio, que es el mes de la bicicleta, y aunque ya no hay 'miguelones' que nos peguen a la pantalla, el ciclista ha mutado en mil formas que se adecuan al estilo de vida de cada uno.