CUESTIÓN DE GENES
La genética define gran parte de nuestra apariencia física y de nuestra forma de comportarnos, pero hay detalles sobre nosotros que parece imposible que hayan sido determinados por nuestros genes. Este es el curioso gesto que podrías haber heredado de tus padres.
Seguramente estarás leyendo este artículo en un teléfono móvil. Si es así, voy a necesitar que lo sueltes un momentín para que puedas comprobar una cosa con tus manos. Prueba a cruzarlas, intercalando los dedos que se entrelazan, como si fueses una jefa o un jefe sentado con orgullo y solemnidad en su despacho. Hay un pulgar que habrá quedado por encima del otro; ¿cuál es, el izquierdo o el derecho? Toma nota de ese dato, porque después de leer este texto tendrás ganas de preguntar a toda tu familia por este asunto.
Si pruebas a entrelazar las manos al revés, desplazando todos los dedos un espacio más allá, es probable que sientas una gran incomodidad, y que te parezca imposible que alguien lo haga de esa manera. Pues sí que lo hay; y es más, es un factor que está determinado por la genética. Una parte de la población cruza las manos dejando el pulgar izquierdo arriba y el meñique derecho abajo, y hay otra parte que las cruza dejando el pulgar derecho arriba y el meñique izquierdo abajo.
Ha habido muchos estudios que han tratado de averiguar si este rasgo está determinado por un solo gen, pero parece que no es así. Es una combinación de herencias genéticas la que da lugar a esta forma de acomodar las manos tan particular. Un dato importante a destacar es que poco tiene que ver cuál sea tu mano dominante: ser zurdo no hará que pongas el pulgar izquierdo arriba, y ser diestro no tendrá que ver con que el pulgar derecho esté en lo más alto.
Ahora toca, entonces, hacer una pequeña investigación: pide a tus padres que entrelacen los dedos de las manos, y observa cuál es el pulgar que queda encima. Así, puede que logres descubrir cuáles son los genes que han acabado manifestándose más en ti. También será interesante preguntar a tus tíos y a tus primos, o incluso a tus abuelos, para comprobar cómo se ha ido heredando ese rasgo en concreto dentro de tu familia. ¡Experimentos científicos en casa!