LECCIÓN DE VIDA

La emotiva historia que cuenta el profesor de un colegio tras el comentario de un alumno: "Que lo recoja la limpiadora"

Un aula de primaria vivió un gran aprendizaje sobre respeto y empatía, después de que un profesor, apoyado por la limpiadora Clementina, transformara un desafortunado comentario en una oportunidad única para enseñar a sus alumnos el verdadero valor del trabajo de las personas.

La emotivo historia que cuenta un profesor sobre la limpiadora del colegio tras un comentario: "Que lo recoja la limpiadora" desafortunado de un alumno: x.com / @soyunsanti

Los profesores no solo enseñan matemáticas o literatura, sino que a menudo son los responsables de inculcar las lecciones más importantes de la vida. En un mundo donde la inmediatez parece superar la reflexión, ciertos gestos y enseñanzas pueden marcar un antes y un después en la vida de sus estudiantes. Este fue el caso del profesor Santi, quien encontró en un comentario desafortunado la oportunidad perfecta para cambiar la percepción de sus alumnos y, quizás, de todos nosotros.

Todo comenzó un día aparentemente normal. Santi, tutor de una clase de primaria en plena pandemia, pidió a sus alumnos que recogieran un papel del suelo. Sin pensarlo dos veces, uno de los niños lanzó una frase desafortunada: "Que lo recoja la limpiadora". Lo que pudo haber quedado como un simple comentario impulsivo, se convirtió en el inicio de una lección que Santi, junto a Clementina, la encargada de la limpieza del colegio, estaba dispuesto a enseñar.

Tras aquel episodio, Santi decidió actuar. Habló con Clementina y le propuso una idea que cambiaría la dinámica de su aula: a partir de ese día, ella se encargaría de poner una nota del 1 al 10 en la pizarra según cómo los niños dejaran la clase después de cada jornada. Si lograban mantener el aula en perfectas condiciones durante una semana, serían recompensados con una clase en el patio los viernes. Clementina aceptó sin dudarlo.

Desde el primer día, los niños comenzaron a esperar con emoción las notas que Clementina dejaba en la pizarra. La clase, poco a poco, además de esmerarse en dejar todo impecable, comenzaron a dejar mensajes para Clementina: preguntas sobre ella, agradecimientos, y muestras de afecto. Así comenzó a desarrollarse un estrecho vínculo entre los alumnos y su limpiadora.

Los niños comenzaron a entender que limpiar no era solo recoger, sino hacer el trabajo más fácil para todos, y así ayudar a Clementina en su labor. Cuando la nota bajaba, ella dejaba pequeñas explicaciones, haciendo que los alumnos comprendieran lo valioso que era su trabajo y la importancia de la cooperación.

El día que Clementina anunció que debía marcharse, la clase entera se unió para organizarle una despedida sorpresa. Se reunieron en el gimnasio y le entregaron dibujos y cartas llenas de cariño. El momento fue tan emotivo que muchos niños rompieron a llorar, rogándole que no se fuera. Entre abrazos y palabras de agradecimiento, quedó claro que la lección más importante que Santi y Clementina les habían dejado era sobre la empatía y la gratitud.

En palabras del profesor Santi: "No puede haber gente invisible. En un colegio trabaja mucha gente, y conocerles nos ayuda a ser más generosos y trabajar la empatía". Gracias a Clementina, aquellos niños aprendieron que todos los trabajos, sin importar cuáles sean, merecen respeto y aprecio. Una lección que, cinco años después, sigue presente en la memoria de quienes fueron parte de aquella clase.