VISTO EN TWITTER
El creador de hilos e historias ficticias llamado Salva Gutiérrez Solís (@gutisolis), ha causado sensación en Twitter con una de sus últimas historias de terror.
Los hilos de Twitter son una forma que tienen los usuarios de expresarse y comentar en profundidad todos los detalles o argumentos, de una historia o noticia. A raíz de la pandemia y de que todos necesitábamos una fuente de entretenimiento, fueron muchos los usuarios que optaron por comenzar a compartir sus propias historias ficticias (al borde de la realidad). Hasta el punto de que muchos usuarios, han tenido que comprobar si estas historias era realmente ficción, debido al gran lujo de detalles presentes en los tuits y al nivel de inmersión, que son capaces de infundir en los espectadores. Además, hemos visto casos en los que los usuarios no son capaces de diferenciar entre realidad y ficción, llegando a extremos de denunciar y pedir una investigación policial.
Estas historias suelen tener un contenido variado, pero las que más éxito han tenido en las redes, han sido las de terror. Ya que según han comentado diversos usuarios, dichas historias son capaces de transportarte a un ambiente inhóspito y cruel, como si de una novela o película se tratase. Otro factor importante en la inmersión según los autores, son las imágenes y recursos audiovisuales que eliges para ambientar la historias. Muchos eligen sonidos tenebrosos, con chillidos o pasos, otros se inclinan más por escenificar los ambientes con imágenes de los lugares y de los objetos.
En nuestro caso, trataremos de explicar la historia viral de Salva Gutiérrez Solís (@gutisolis). Un ferviente apasionado y creador de hilos e historias ficticias de Twitter, que ha logrado viralizar uno de sus últimos relatos, llamado #NúmeroOculto. El hilo creado el 2 de abril, cuenta con más de 25,2 mil likes y 7.659
Retweets, convirtiéndose sin duda en una de las historias más importantes del año 2022. Los usuarios no han tardado en reaccionar, y muchos han sido los que nos han sorprendido con sus comentarios: "Los libros de suspenso de Jhon ketzenbach quedaron pen$@#*s al lado de este relato... Buenísimo" o "Te juro que estaba haciendo popo y leyendo se me seco el culo, me olvidé hasta de que estaba en el baño, muy buena historia si señor!!".
En cuanto a la historia, el hilo comienza con una llamada de un número en privado. Al descolgar la llamada, el hombre recibe la primera pregunta de una voz distorsionada: "¿Cuánto crees que aguanta una persona bajo el agua sin respirar?". El hombre, al creer que es una broma de mal gusto, cuelga. "No han pasado ni 5 segundos cuando vuelve a sonar mi teléfono, y de nuevo número oculto. Al descolgar, escucho a alguien que respira con extremada dificultad, como si estuviera ahogándose. ¿Quién eres, qué es esto?".
El hombre comienza a sentir la angustia de sentirse acosado por un extraño, del que recibe amenazas. Además, trata de pensar en los motivos, que le han llevado a estar metido en este lío. "¿Cuánto crees que aguanta una persona bajo el agua sin respirar?, vuelve a preguntar la voz distorsionada. ¿Por qué me preguntas eso?, respondo. Dime, insiste. Voy a colgar, le advierto. Si lo haces, la persona que antes has escuchado, morirá, amenaza. No te creo, le digo".
¿No me crees? Abre el buzón y mira lo que he dejado, me dice. Paralizado, no sé cómo actuar. Lo primero que pienso es llamar a la policía. Tienes 2 minutos, me advierte. Sin pensarlo, corro hasta el buzón, en el portal, donde encuentro un sobre de color azul en el interior, la voz distorsionada replica a nuestro protagonista en tono de orden.
"Al regresar a casa, suena el teléfono. ¿Lo has abierto?, me pregunta. No. Ábrelo, me ordena. No puedo creer lo que veo. Es una fotografía de Sara, una vecina de la urbanización, sus ojos son la definición del terror. ¿No querrás dejar a Nora sin mamá, no?"
El hombre comienza a ponerse muy nervioso y perder los papeles ante las preguntas del supuesto secuestrador. Sigue persistiendo en su insistencia por la pregunta de "¿cuanto aguanta una persona debajo del agua?".
"¿No lo sabes, de verdad que no lo sabes?, sin variar el tono, me pregunta. No lo sé, repito. ¿4 ó 6 minutos?, tienes que elegir una de las 2 opciones, sólo una, me explica muy lentamente. No lo sé, creo que 6 minutos… trato de decir. El tiempo que tienes, me dice", prosigue la conversación
De vuelta con las amenazas, el secuestrador ahora le dice que tiene que ir a una casa blanca cerca de su casa o los rehenes morirán bajo su responsabilidad. "Tienes 6 minutos para entrar en la casita o morirá, y no se te ocurra llamar a la policía, me amenaza. Confuso bajo las escaleras y llego a la avenida, y al hacerlo creo saber a qué se refiere con la "casita". Por miedo o por creer lo que me está sucediendo, obedezco".
El hombre encuentra la casa blanca, aparentemente abandonada, y entra en el lugar. "¿Quién hay?, pregunto, la voz apenas me sale del cuerpo. Ante mí una habitación prácticamente vacía, blanca como la fachada, en la que sólo hay un cubo en el centro. Cuando me acerco contemplo asombrado una muñeca rubia, con bañador celeste, sumergida en agua". "Nada más salir de la casita blanca, me encuentro con Concha, una vecina mayor de la urbanización, que me mira muy sorprendida. ¿Qué haces ahí?, me pregunta. Un amigo la quiere alquilar y me ha pedido que la vea, miento. ¿Tú sabes quién vivía ahí?, me pregunta señalando"
"No, no sé quién vivía aquí, respondo intrigado. Andrea, la niña que se ahogó en la piscina de nuestra urbanización. De golpe comprendo la imagen de la muñeca rubia con bañador celeste en el agua. Así es como encontramos a la pequeña Andrea en la piscina, hace más de 10 años".
Parece que ya se va resolviendo el enigma y el motivo por el cual, el secuestrador ha elegido al hombre para realizar estas desagradables tareas.
El hombre hiló los conceptos y comprendió todo el contexto de la historia.
"Andrea era amiguita de Nora, la hija de Sara, mi vecina de la urbanización. Tenían 7 años. Sara tuvo que dejarlas solas unos minutos y cuando volvió Andrea ya se había ahogado. Yo era el presidente de la comunidad en ese tiempo y tuvimos que hacer algo para no tener problemas con la policía. Dijimos que en el momento en el que se produjo el fallecimiento de Andrea estaba el socorrista, para evitar la denuncia y el posterior proceso judicial".
Continuó con la reflexión reconociendo: "Realmente teníamos socorrista, Iván, pero en ese momento no se encontraba en la piscina. Iván es hijo de Pedro, uno de los vecinos más antiguos y queridos de la urbanización, y entendimos que decir la verdad podría destrozarle la vida. Entre todos hicimos un pacto de silencio. Desde entonces hemos convivido con esto. Fueron varios años de pesadillas. Iván se distanció de su familia y se marchó. Pero peor fue lo que le sucedió a Carla, la madre de Andrea, que decidió poner fin a su vida. Del padre nunca supimos nada, las había abandonado años antes".
El secuestrador vuelve a llamar y ordena al hombre ir a la piscina: "Ve a la piscina, ya, tajante me indica. Atravieso el patio de la urbanización a toda prisa y cuando llego a la puerta de la piscina está abierta. En una esquina, bajo una de las duchas, descubro una caja. No sé cómo actuar. Cuando voy a abrir la caja, suena mi teléfono. No lo puedo creer, es Pedro, el padre de Iván, el socorrista. ¿Qué pasa?, pregunto asustado. Agarra la caja que hay en la piscina y ven a mi casa, me dice. ¿Cómo?, no puedo creer lo que escucho. Ven ya, nervioso, repite".
ENCUENTRO CON EL SECUESTRADOR
"Antes de llegar a la casa de Pedro, la puerta se abre. Entra, ve al salón, escucho. Sigo las indicaciones y cuando llego al lugar señalado encuentro a Pedro y Sara, de rodillas, ante un enorme barreño de agua. Tiemblan y lloran. Al acercarme, siento algo duro en mi espalda. Imagino que es una pistola lo que me aprieta. La voz distorsionada me habla, justo detrás, en mi nuca. Despacio, busca lo que hay dentro de la caja, me ordena. Obedezco y no me cuesta encontrar 2 sobres en el interior. Rojo y azul. ¿Para qué es esto?, me atrevo a preguntar"
"Para decidir quién va a tener 4 ó 6 minutos la cabeza dentro del agua, sentencia, y mis vecinos comienzan a llorar estruendosamente", contesta el secuestrador. "La pistola me empuja hacia el barreño. Mete la cabeza de Sara en el agua, yo controlo el tiempo, me ordena. ¿Sara, te cambiarías por él?, le pregunta la voz. Y Sara me mira a los ojos muy fijamente, antes de agarrar mi cabeza para meterla en el agua".
"Tras unos minutos interminables, a punto de perder el conocimiento, vuelvo a respirar, con la cabeza fuera del agua. Apenas recupero el aliento, compruebo que no hay nadie en la habitación. Me dirijo a la terraza de Pedro para tratar de encontrar a los que han desaparecido. Horrorizado, descubro en la piscinacomo alguien flota en la superficie, boca abajo, con una bolsa celeste cubriendo su cabeza. Al buscar mi teléfono en un bolsillo trasero, para llamar a Emergencias, me topo con el sobre gris que encontré en la casita blanca.
En el sobre descubrió la foto de Jaime, un antiguo vecino que murió en un accidente en el ascensor, cuando de repente... : "Suena el teléfono, número oculto. ¿Cuántos metros de caída resiste nuestro cuerpo?, me pregunta la voz distorsionada."
FIN
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