FUTURO DISTÓPICO
Durante los últimos días, un restaurante de hotpot, en el que tú mismo eliges los ingredientes en su propio supermercado para después de cocinarlos, se ha hecho viral y ha dividido las opiniones de los usuarios.
Un restaurante que se asemeja a un supermercado se ha hecho viral en redes sociales, generando opiniones divididas. La propuesta permite a los comensales elegir los ingredientes como si fueran a hacer la compra y cocinarlos ellos mismos en un hotpot ubicado en la mesa. Algunos lo ven como una experiencia innovadora, mientras que otros consideran que es "pagar por hacer la compra y cocinar fuera de casa".
La fórmula de este restaurante, con sedes en Badalona y Alcorcón, ha causado un gran revuelo. El proceso es simple: los clientes recorren estanterías llenas de productos frescos, desde verduras y carnes hasta mariscos y fideos, eligiendo aquellos que desean cocinar. Si no tienen claro qué preparar, pueden consultar recetas recomendadas para recrearlas en la propia mesa. La cocción se realiza en un hotpot, un recipiente de caldo hirviendo situado en el centro de cada mesa.
El concepto, inspirado en la tradición asiática del hotpot, pretende ofrecer una experiencia interactiva y personalizada. Sin embargo, muchos usuarios en redes sociales han mostrado su descontento. "El nuevo restaurante del futuro: vas a un supermercado, compras igual que en tu día a día y, en vez de preparártelo tranquilamente en tu cocina, lo haces fuera de casa pagando hasta 30 euros por cabeza. Nos vamos a la puta mierda", comenta un usuario.
A pesar de las críticas, el restaurante ha logrado captar la atención del público y generar una gran expectación. Su éxito sugiere que podría haber más locales de esta cadena en el futuro, aunque no todos estén convencidos de su propuesta. Mientras unos valoran la originalidad y la posibilidad de controlar al máximo lo que comen, otros lo perciben como un ejemplo más de cómo se monetiza la experiencia de "hacer algo uno mismo".
La polémica está servida y parece que este curioso restaurante seguirá dando de qué hablar. ¿Es realmente una idea revolucionaria o una manera ingeniosa de cobrar por lo que podríamos hacer en casa? La decisión queda en manos de cada comensal.