La demanda por parte del público de este formato teatral ha empujado a la industria del entretenimiento a entrenar bacterias con el fin de que lleven a la escena en portaobjetos de laboratorio clásicos del arte dramático. Son bacterias muy cultivadas que han ensayado las obras durante días en un yogur dejado fuera de la nevera. La propuesta es una serie de funciones cortas representadas ante un público reducido. Las obras hay que verlas por un microscopio electrónico. El estreno ha sido una versión de diez minutos de ‘Tio vania’ de Chejov Nacho Novo ha anunciado esta semana una colaboración con un grupo amateur de bacterias devoradoras de carne.