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¡Cuidado con lo que cuentas!
Compartir algunas intimidades en redes sociales quizá no sea buena idea si, como María Pombo, tienes más de un millón de seguidores.
Personalidades de la talla de María Pombo están acostumbradas a contar detalles de su vida personal en redes sociales. El día a día de figuras tan populares es algo que interesa mucho a sus seguidores, y parte de la gracia de seguir sus publicaciones está en eso de ver que tienen problemas normales.
María contaba en Instagram un disgustillo que le había pasado hace unos días. Resulta que tras volver de vacaciones (perfectamente documentadas en la red social, por cierto), olvidó su bolso en algún lugar del aeropuerto de llegada. El caso es que como tiene 1,2 millones de seguidores, se le ocurrió contar algunos detalles de la zona donde lo había perdido o del contenido que tenía su inseparable complemento. Mala idea.
"Os voy a contar un poco sobre el bolso", publicaba la influencer en una story. "Hay tres tipos de personas en esta vida: las muy buenas, las muy locas y las muy tontas". La distinción la hacía diciendo que las del primer grupo serían aquellas que se encuentran algo de valor y lo llevan a objetos perdidos, como debería hacer todo el mundo, pero donde alucina es con "las muy locas".
"Son aquellas personas que van a la Terminal 2 (del aeropuerto de Madrid) y dicen que hay un bolso de una amiga suya", describiendo el contenido desde lo que la propia María había contado en redes. Según palabras de la influencer, al parecer se acercaron decenas de personas haciéndose pasar por conocidas, familiares o incluso por ella misma para reclamar el bolso.
Es lo que le dijeron los policías que se encargaban de custodiarlo, y que no entregaron a ninguna de las personas que se acercaron a recogerlo porque les parecía extrañísimo que tanta gente pasara a por él. Se lo pudo llevar su propietaria porque dentro había una tarjeta de embarque con su nombre y pudo acreditar su identidad, no como el resto.
Por haber dado datos del contenido del bolso de forma pública, María se metió a sí misma en el grupo de "personas muy tontas", confirmando que había aprendido la lección. Visto en perspectiva y con el marrón en el que se ha metido, parece una locura haber compartido esa info con tanta gente. Es lo que tiene que te siga más de un millón de personas: más de una y de dos pertenecerán al grupo de las "muy locas".