ENTRE LO CUTRE Y LO MÁGICO

'Opino de que' Horteralia 2023 es lo mejor que le ha pasado a la música

Confirmamos que en Horteralia el protagonista es el público, como nos adelantaba uno de los fundadores, y aprovechamos para charlar con leyendas tipo Leonardo Dantés, Mario Vaquerizo, Marlene Morreau o Yola Berrocal.

Foto genérica de Horteralia porque es imposible destacar a un asistente sobre otroCGF - Flooxer Now

Habíamos oído en palabras de sus fundadores que Horteralia es un festival diferente, y ni por esas te puedes hacer a la idea de lo poco que se parece a cualquier otro evento musical. Lo de ser distinto es un atributo que todas las concentraciones del gremio luchan por tener, pero una cosa es decirlo y otra serlo.

6000 personas de todas formas y colores (literal que estaba el espectro completo del arcoiris) llegaban en transporte público, coches privados y no nos extrañaría que alguna carroza tirada por ponys ante la atónita mirada de policías y personal de IFEMA en Madrid, un recinto ferial donde ahora mismo hay dos circos, una exposición de Fórmula 1 y otra de Dalí. Ningún otro evento tenía semejante expectación, y ni el genio catalán podía esperar semejante despliegue de surrealismo.

El encargado de abrir la fiesta fue Leonardo Dantés (ahora Leonardo A), un señor que relacionamos automáticamente con lo hortera aunque con una trayectoria en la composición para artistas míticos que ya quisiera cualquier profesor de conservatorio. "Compuse el himno de Horteralia hace cinco años y la reacción al cantarlo ha sido superguay", nos contaba mientras 50 personas hacían cola para echarse una foto con él.

Con una agenda super puntual (que comienza a unas muy horteras cinco de la tarde), es difícil seguir el ritmo de celebridades que pasan por el meet&greet, y ni te digo el de los VIPs que están en la zona ídem. A saber: Ojete Calor, Nancys Rubias, Rosa López, Raúl, Supremme De Luxe, Sonia Madoc (de Sonia y Selena), Marlene Morreau o Karina se mezclan con personas que encajan como anillo al dedo en este ambiente (esa solicitadísima Yola Berrocal).

A ninguno le parece un insulto que le llamen hortera, más bien al contrario: "A lo mejor no vengo a eventos tan multitudinarios como este, pero llevo 23 años trabajando sin parar incluso si no hay tanto ruido mediático", recuerda un Raúl por el que no pasan los años y que está "encantado" con el recibimiento a gritos de los fans. "Para mí Horteralia es romper con la idea tópica de un festival y de repente uno se vuelva loco y pueda ser durante unas horas lo que le dé la gana".

Toda la razón, porque paseas por el amplio pabellón 6 y se nota por un lado que el aforo está diseñado para que se formen congas o grupos de baile colectivos, y por otro lo raro es llevar una apariencia terrenal. Butaneros cósmicos, extraterrestres rurales, aspirantes a mocatriz, azafatas del 1,2,3, ángeles con iluminación LED, toreros animalistas... el plan es sorprender como sea.

Es precisamente un motivo taurino el que ganó la Riñonera de Oro (es un decir, solo es dorada), acto estrella de la noche sobre el escenario y que reconoce el outfit más hortera entre el respetable. Se lo llevó Raúl, venido de Toledo y que se tomó el premio con una mezcla de cachondeo y responsabilidad: "Lo que más me ha gustado es la diversidad, esto es como presente, pasado y futuro, y normalmente en la sociedad nos ponemos unas máscaras que aquí se quitan, aquí somos como queremos".

La explosiva Marlene Morreau se congratulaba del "regreso de la fiesta y el mundo normal" y "no podía evitar rezar para estar aquí". Es más: "Es el festival que más me atrae porque todo el mundo va como en carnaval, sin sentido del ridículo y se lo pasa muy bien". Excelente resumen, porque los asistentes van a todo lo que da la vida. Y es mucho.

Párrafo aparte merecen las Nancys Rubias, meritorio plata en horterismo (el oro es en el siguiente párrafo) pero líderes absolutos en flow con un Mario Vaquerizo que parece Steve Tyler o Mick Jagger sobre el escenario. Le falta la voz, sí, pero el rollazo no se lo quita nadie ni en el backstage, donde su empatía es tan genuina como para emocionarse al conocer a la hija de una profe suya en el colegio. "Tu madre me decía que no tenía ni puta idea de química, pero me aprobaba porque decía que era muy majo". Prodigiosa memoria.

El plato fuerte, con perdón del resto, lo puso el espectáculo de Ojete Calor, casi inaccesible para la prensa pero a disposición de su fiel camada de seguidores. "Hola Valencia", bromeaba Aníbal Gómez todavía envuelto en un plástico-homenaje a Laura Palmer de Twin Peaks. Por supuesto sonaron 'Mocatriz', 'Viejoven' y sobre todo un 'Opino De Que' cuyos "coros guapos" del público debieron oírse en Raticulín. "No eres nadie en la música si no pasas por Horteralia", decía Carlos Areces. Yo opino de que tiene toda la razón.

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