El momento en que una bomba de palomitas de maíz explota en mitad de una calle de China
EN LOS AÑOS 90 SE ALQUILABAN PELIS HASTA EN LAS DROGUERÍAS
La sensación anímica de Rafael cuando le preguntas por su videoclub no de absoluto de derrota, ni la piratería acabó con ellos ni las nuevas plataformas de streaming. Tanto es así, que durante la grabación debemos parar varias veces porque no dejan de entrar clientes y Rafael se entrega atendiéndoles sin prisas.
Realmente el negocio no es lo que era, tras la época de esplendor de los 90 ahora los videoclubs han tenido que reconvertirse a una especie de bazar de servicios. Gracias a la tremenda cercanía que tienen con la gente del barrio (a sus gustos y a sus necesidades) han ido sopesando qué otros servicios podrían tener éxito: desde recoger los paquetes de Amazon para quienes no están en casa de día, hasta gestionar el cambio de compañía eléctrica ahorrando dinero en la factura.
Al final un videoclub no es sólo un expositor donde ojear pelis, sino un lugar de confianza.