AW SHIT, HERE WE GO AGAIN

¿Es delito lo que hace Borja Escalona? "Si no me regaláis este chándal os cobro 10.000 euros"

El provocador más cancelado de las redes intenta una vez más ganar notoriedad a golpe de polémica. Una abogada colegiada analiza si se está pasando de la raya (legal).

Borja Escalona, adicto (a la polémica)@El Mesías Controversial / YouTube

Ver a Borja Escalona en tendencias va camino de ser algo tan aburrido como ver a Dalas. "A ver qué ha hecho" es el sentir generalizado de Twitter, y en realidad no es nada nuevo ni original: intentar llevarse un chándal by the face. En su narcisismo y "sociopatía diagnosticada" (palabras suyas) ha subido el caché imaginario a 10.000 euros por "promoción", un disparate tan grande como el resto de su contenido.

Por contextualizar, la última hazaña de Borja consiste en ir a una tienda de Chueca, tirar los trastos a los dependientes (Escalona dice ser bisexual) e ir a por el chándal más cantoso que encuentra (y que describe lejos de los oídos de los de la tienda como "qué cosa más fea"). Resumiendo, el intercambio propuesto por este personaje es "si no me lo regalas te cobro 10.000 euros". Como probablemente sabían a quién se enfrentaban, los dependientes dicen con sorna que esperan la factura.

La pregunta es, más allá de si mandará esa fantasioso cargo o va de farol, si lo que hace es podría ser considerado delito, algo sobre lo que reflexiona Begoña Gerpe, licenciada en Derecho por la UDC, diplomada en Práctica Jurídica por la EPJ "Decano Iglesias Corral" de A Coruña y especialista en Derecho de familia. Ah, y también es youtuber.

En el tema de las intimidaciones que algunos apuntan, ella cree que una condena sería muy difícil. "Como mucho, un delito leve de coacciones. El delito de amenaza no lo veo, porque está usando la palabra a su favor", algo que además describe como la "típica maniobra psicopática narcisista". A su parecer, se ampara en no decir las cosas con claridad ("yo jamás diría que tiraras un huevo a un mendigo") para lavarse efectivamente las manos.

Eso no significa que pueda salir de rositas: Begoña recomienda a los afectados por sus vídeos, en caso de que estos aparezcan en los directos, recurrir al artículo 197 del Código Penal, donde se regula "la revelación de secretos y el uso de la imagen", ya que en el caso de Borja podría estar usándolo para vulnerar "la intimidad y la dignidad de las personas". Ojo que para eso hay "penas de prisión de uno a cuatro años y multa de doce a veinticuatro meses". Poca risa, ¿eh?

Eliminar los vídeos de Escalona por parte de YouTube "no atenta contra su libertad de expresión" ni sería censura, porque en opinión de la letrada es un contenido que "no aporta nada" y que borrándolos "se evita que haga daño gratuito a la gente con el único objetivo de lucrarse económicamente". Es más: "Este hombre no es merecedor de lástima".

Begoña piensa que "ninguna marca estaría interesada en asociarse con él" y que Borja "va a tener muy difícil que alguien le dé trabajo". En cuestiones legales, cree que el caso Escalona "va a ser el ejemplo que van utilizar los defensores de la ley (que ya entra en vigor) para regular la situación de los youtubers". Sería la bomba.

Escalona vive ajeno a esta realidad, contentísimo de poder viralizarse de nuevo. "Esto da para clip, ¿no?", dice furtivo a cámara pensando que, una vez más, está poniendo a currar a sus cachorritos. "Lo más heavy es que estos tipos piensan que se ríen de nosotros", dice Begoña en uno de sus vídeos, explicando que tiene clientes con "patologías similares" y dudas sobre si lo que hace Borja puede tener consecuencias penales: "Este tipo juega en la fina línea de lo que es legal y lo que no". En cuanto a las simpatías que levanta, sí parece todo claro...