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LOCURAS A LA JAPONESA

Se casa con una muñeca para reivindicar el término 'fictosexual'

Un hombre japonés quiere "normalizar sus gustos" después de formalizarlos con un avatar real de Hatsune Miku, la cantante digital que no existe.

La ¿feliz? pareja@akihikokondosk / Twitter

Quizá te suene el nombre de Hatsune Miku porque es una cantante/youtuber que no tiene alma. Lo decimos de verdad, porque está generada por ordenador y tanto su música como sus actuaciones en directo (ha llegado a pasarse por España y hacer de telonera de Lady Gaga) son simulaciones u hologramas. Lo que no sabíamos es que estaba casada.

El afortunado se llama Akihiko Kondo y sí existe. Tiene 38 años, trabajo estable como funcionario, amigos "de verdad" y hasta se ha matriculado en la universidad para ampliar sus conocimientos, lo que nos da una idea de que es una persona normal (si es que eso existe).

Lo que le saca del japonés medio es la muñeca de algo más de metro y medio que le acompaña en sus comidas, viendo series o incluso en la cama, con eventuales escapadas que siempre retrata en su perfil de Instagram. "Son fotos muy bonitas, no os las perdáis", anima desde Twitter.

Y es que su rareza no solo no la esconde sino que quiere que todo el mundo la conozca. "Cuando estamos juntos, me hace reír", explica en una entrevista que recoge el prestigioso New York Times. "En ese sentido, ella es real".

Kondo no explica dónde se conocieron o de quién fue la idea, pero sí se sabe que lleva casado casi cuatro años, y que para nada es el único en su especie. "Hay miles de personas solo en Japón casadas con personajes ficticios, es algo que se conoce como fictosexual", asegura.

"Hace 15 años sufría bullying en el trabajo y tuve que pedirme una excedencia", explica en sus redes sociales como orígenes de la relación. "Gracias a ella fui capaz de volver. Me salvó y la amo, estoy muy feliz".

De primeras es difícil tomárselo en serio, pero él tiene claras las ventajas y desde luego son difíciles de rebatir: "Siempre está para mí, nunca me traicionará, y nunca la veré enferma ni morir". Claro, que para eso último debería haber estado 'viva' en algún momento, ¿no?

Consideraciones filosóficas aparte, él mismo asegura no entender por qué le gustan los personajes ficticios, y en realidad cree que "todo es cuestión de respetar el estilo de vida de los demás". Se refiere, claro, a sí mismo, si bien no aclara que sentiría en caso de que se cruzara a otro fictosexual que llevara exactamente la misma muñeca. ¿Celos? ¿Confusión? ¿La reconocería si la pusieran al lado de otra? De verdad que me muero de ganas por saberlo...