Liada tras liada... Así son las meteduras de pata de ¡Martita! en su aventura por Barcelona
LA HISTORIA REAL CONTADA POR LOS EXPERTOS QUE SE TOMARON CON EL HALLAZGO
¿Recuerdas los asesinatos que Umberto Eco narra en su novela ‘El nombre de la rosa’? La ficción se ha convertido en realidad. Un bibliotecario y un profesor cuentan cómo encontraron tres libros de los siglos XVI y XVII impregnados de arsénico en la biblioteca de la Universidad del Sur de Dinamarca.
Umberto Eco narraba en su novela ‘El nombre de la rosa’ cómo los lectores morían envenenados después de leer el libro de Aristóteles. Aquel ejemplar, causó verdaderos estragos en el monasterio benedictino, cuyos crímenes también investigó Sean Connery en la película homónima.
Mojarse los dedos en la boca después de pasar las páginas del libro tóxico envenenaba a las víctimas.
Ahora, el bibliotecario Jakob Povi Holck y el profesor asociado Kaare Lund Rasmussen desvelan que tres libros de los siglos XVI y XVII encontrados en la biblioteca de la Universidad del Sur de Dinamarca confirman que la realidad supera a la ficción.
Los tres ejemplares contenían restos de arsénico en sus cubiertas, según un análisis de fluorescencia con rayos X que realizaron para detectar si los ejemplares tenían entre sus páginas pergaminos.
“Intentamos identificar los textos latinos utilizados, o al menos leer parte de su contenido. Pero luego descubrimos que los textos latinos en las tapas de los tres volúmenes eran difíciles de leer debido a una extensa capa de pintura verde que oscurece las viejas letras manuscritas. Entonces, los llevamos al laboratorio”, explican los autores en un artículo en The Conversation.
Su análisis reveló que la capa de pigmento verde era arsénico, un veneno cuyo poder dañino no disminuye con los años y puede provocar dolores intestinales, náuseas, diarrea, daños en los pulmones, cáncer o incluso provocar la muerte.
El pigmento verde que detectaron en los tres volúmenes era arsénico y se denomina verde de París o verde esmeralda, debido a los tonos llamativos similares a la popular piedra preciosa.
¿Por qué tres libros cuentan con una sustancia tan tóxica en sus cubiertas? ¿Para qué? ¿Para convertir el libro en un objeto portador de veneno? ¿A quién querían matar esos ejemplares?
La respuesta la dan los autores del hallazgo, y no tiene nada de trama de novela negra, más bien cuenta con base científica e histórica.
“La producción industrial de París verde se inició en Europa a principios del siglo XIX. Los pintores impresionistas y postimpresionistas usaron diferentes versiones del pigmento para crear sus obras maestras. Esto significa que muchas piezas de museo hoy contienen el veneno”, indican.
Ese uso derivó en otros. No en vano, las cubiertas de libros, la ropa, etcétera, se impregnaban de verde París por motivos estéticos, aunque su contacto con la piel pudiera causar síntomas de envenenamiento. Pero eso se supo años más tarde, con los avances médicos.
Cuentan los expertos que encontraron los tres libros envenenados que el arsénico se dejó de usar en la mitad del siglo XIX cuando comenzaron a detectarse, precisamente, que su utilización como pigmento era dañino para la salud de las personas.
“En el caso de nuestros libros, el pigmento no se usó con fines estéticos. Una explicación del verde de París en los libros antiguos podría ser para protegerlos contra insectos y alimañas”, añaden los expertos.
“Ahora, la biblioteca almacena nuestros tres volúmenes venenosos en cajas de cartón separadas con etiquetas de seguridad en un gabinete ventilado. También planeamos digitalizarlos para minimizar el manejo físico”, finalizan los expertos de este descubrimiento, más propio de la mencionada novela de Umberto Eco que de la tóxica realidad.