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CASI 80 AÑOS DESPUÉS TODAVÍA NO EXISTE ESA INSTITUCIÓN
En enero de este año, el Ayuntamiento de Teruel aprobó una enmienda que obligó al Partido Popular a estudiar el proyecto de un Museo de la Guerra Civil. Si el ‘Memorial para la Paz’ logra salir adelante, será la primera institución de este tipo que exista en España. Casi 80 años después de la guerra, sigue sin haber un museo sobre la contienda en nuestro país.
Decía el escritor Ignacio Martínez de Pisón que, del mismo modo que existe ‘Guerra y paz’, es muy difícil que en España llegue a escribirse la novela definitiva sobre la Guerra Civil.
“En España, se han escrito buenas novelas sobre la Guerra, pero ninguna ha aspirado a la globalidad”, dijo en 2009 en la presentación del libro ‘Partes de Guerra’, su particular selección de los mejores relatos escritos sobre la contienda. Entre ellos, un cuento de Arturo Barea, que luchó en el bando republicano, y otro del cineasta Edgar Neville, que lo hizo de parte de los nacionales.
Para Martínez de Pisón, en efecto, una novela de esas características tendría que hablar de los dos bandos, algo complicado dado que, aunque la guerra terminó hace casi 80 años, las heridas continúan abiertas. Solo hay que ver el revuelo que provoca cada intento de adecuar el callejero de una ciudad a la dignidad de las víctimas para darse cuenta de que el conflicto, nos guste o no, sigue sin superarse.
Pero más difícil que escribir la gran novela sobre la Guerra Civil, parece el proyecto largamente aplazado de construir en España un museo dedicado a este triste episodio de nuestra historia.
En Pennsylvania, puede visitarse el National Civil War Museum, sobre la guerra que enfrentó a los Estados del Norte contra los Confederados.
Budapest desterró, a un parque situado a 20 kilómetros, los monumentos comunistas que fueron desmantelados del espacio público, un ejemplo que nuestro país podría tomar respecto de los monumentos franquistas.
Alemania tiene varios museos dedicados al nazismo. Cuarenta y dos años después de la muerte de Franco, un museo de esas características todavía no existe en España.
El Memorial para la Paz de Teruel
En Teruel, no obstante, está planificado construir uno. El proyecto, bautizado como ‘Memorial para la Paz de Teruel’, partió de un equipo de la Universidad de Barcelona en 2009 por encargo de la Diputación General de Aragón, y salió adelante a principios de este año gracias a los votos de Ganar Teruel, el PSOE, CHA, Partido Aragonés y Ciudadanos.
El Partido Popular, alegando no querer reabrir viejas heridas, no quiso apoyar la idea en un primer momento, pero tras la presentación de una enmienda por parte del resto de grupos se vio obligado a comprometer una partida de 50.000 euros a su estudio.
La ubicación del museo en Teruel no es caprichosa. La ciudad sufrió el ataque y asedio de los dos ejércitos, una verdadera carnicería (la batalla de Teruel) que se encrudecería con las bajas temperaturas del invierno y que acabaría con la vida de cerca de 37.000 personas entre republicanos y sublevados.
Teruel, en definitiva, es el sitio perfecto para un museo que quiere aspirar a recordar los estragos de la Guerra sin caer en el revanchismo de ninguno de los bandos. En Teruel, todos los españoles perdieron.
Las dificultades del proyecto
No obstante, todavía es pronto para saber si el museo saldrá o no adelante. El propio coordinador del proyecto, Joan Santacana Mestre, ha señalado en numerosas ocasiones algunas de las amenazas que podrían dar al traste con el mismo.
Fundamentalmente, la crispación que este tipo de iniciativas sigue provocando entre los políticos, y, por medio de estos, entre los ciudadanos. La Transición, opina Santacana, impuso un pacto de silencio que hasta ahora ha impedido un debate sosegado sobre el asunto. Pero los silencios en la historia no funcionan, asegura.
El historiador Enrique Berzal de la Rosa es de la misma opinión. Para este profesor de la Universidad de Valladolid, si se tarda tanto en emprender proyectos de este tipo es porque en España, debido a las cautelas que hubo la la Transición, se echó al olvido el tema de las responsabilidades de la Guerra en aras de una reconciliación nacional, algo que sin duda resultó efectivo para transitar a la democracia.
No obstante, consolidado el Estado de derecho en nuestro país, nuevas generaciones han reivindicando con fuerza la memoria de los vencidos en la contienda. La historia, como dice Santacana, se empeña en salir a flote.
Por otro lado, un museo sobre la Guerra Civil habría de contar, como es obvio, con una sección sobre los orígenes de la misma, tema este sin embargo todavía delicado. La interpretación de las causas de la contienda, en efecto, son muy sesgadas, y hay mucho maniqueísmo a la hora de explicarlas.
El honorable Museo de la Batalla del Jarama
Mientras tanto, uno de los pocos espacios dedicados a la Guerra Civil que puede visitarse en nuestro país se encuentra en una vieja fábrica de yeso de Morata de Tajuña, un pequeño pueblo a las afueras de Madrid donde un jubilado, Goyo Salcedo, abrió con sus propios medios el Museo de la Batalla del Jarama. El museo, aunque loable, no es, sin embargo, lo que España necesita.
El artículo 9.1 de la Constitución Española dice que corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social. Eso supone que es tarea del Estado -y no de un jubilado madrileño- cerrar las heridas de la Guerra Civil.
Lo que pase en Teruel será una buena manera de saber si realmente estamos o no preparados para ello.