El aterrador momento en que un estudiante de piloto abre la puerta de un avión en el aire
uno de los bares más frecuentados de West Hollywood, el barrio gay de Los Angeles
Eran las 8 de la tarde cuando mi amigo Jorge me dijo de ir a tomar algo por West Hollywood. Me pareció un plan que no podía rechazar, sobre todo porque llevo viviendo en Los Ángeles tres meses y necesito socializar y exprimir la ciudad al máximo. Confesaré que no era la primera vez que pisaba la zona gay por excelencia de la Meca del cine.
Todo español que se traslada a LA sabe que WeHo (aquí todo lo abrevian) es la única zona de la ciudad en la que uno puede salir de fiesta de manera mínimamente parecida a la de España. Y con esto me refiero a que es una calle en la que hay bares unos al lado de los otros y eso hace que no tengas que desplazarte en Uber cada vez que quieras cambiar de local. Otro aliciente es que cierran a las 2 de la mañana. Algo casi inimaginable en una ciudad donde la mayoría de restaurantes y discotecas (si es que las encuentras) cierran a las 11 de la noche.
Ya me he hecho a los bares gays de Hollywood. Porque dejadme que os diga que no tienen nada que ver con los de España. Música noventera, gogos, drag queens, condones gratis en cestas ubicadas en las barras… Todo muy de película de serie B. Sin embargo, esa noche Jorge me llevó a un sitio MUY diferente. “Es aquí”, me dijo. ‘GYM Sportsbar’ rezaba el cartel de un local que bien podría ser una tienda de electrónica.
Desde fuera, aquello parecía Times Square con sus kilométricas pantallas planas. Entramos y tuve la sensación de quien visita la sala de control de Gran Hermano. Varias televisiones de proporciones gigantescas adornaban la parte superior de una barra que estaba hasta los topes de hombres musculosos (en su mayoría), bailando sin parar y controlando, al mismo tiempo, la puntuación de los diversos partidos que se estaban emitiendo en ese momento. Porque cada pantalla estaba sintonizada en un canal diferente, no os vayáis a creer.
Y aunque la voz de Britney Spears cantando ‘Give me baby one more time’ no dejaba sitio para poder escuchar nada más, los subtítulos ayudaban bastante a saber que los Lakers estaban siendo machacados por los San Antonio Spurs (o eso creí entender). Baloncesto, rugby, un debate deportivo, un combate de boxeo, un canal de apuestas deportivas, un campeonato de surf (estamos en California, no lo olvidemos) y un partido de fútbol de la liga inglesa daban forma a la programación de dicha noche. El resto de las paredes estaban decoradas con las banderas de los equipos de diferentes disciplinas deportivas.
“Lo sé, esto jamás triunfaría en España”, me dijo Jorge mientras dejaba que asimilase todo lo que estaba viendo a mi alrededor. Parecerá una tontería, pero creo que mi amigo está en lo cierto. ¿Gays viendo deportes en un bar a las 11 de la noche mientras beben cerveza? Apuesta arriesgada, sin duda. Sin embargo, en Los Angeles es uno de los bares más frecuentados por los VIP LGTBI+. Poca broma.
Salí fuera a fumar un cigarrillo cuando un hombre de unos cincuenta y tantos años se acercó a pedirme fuego. Su cara me resultaba familiar, pero me dije a mí misma que era imposible que lo conociese. Como salido de la nada, Jorge estaba a mi lado: “¡Tía! ¿No sabes quién es?”. “¿Debería?”, contraataqué intentando ganar minutos para saber de qué conocía a este hombre.
¡Bingo! Era Tim Bagley, uno de los actores secundarios de la mítica serie ‘Will&Grace’. Tras decirle que nos encantaba su trabajo, volvimos dentro. Fue entonces cuando me di cuenta de que algunos de los allí presentes vestían las mismas camisetas. No podía ser casualidad. Efectivamente, GYM Sportsbar cuenta con su propia equipación/merchandising. Disponible en su página web, puedes encontrar cuatro diseños cuyo precio va de los 12 a los 18 dólares.
Sin embargo, lo mejor es que gracias a bucear en su website encontré que GYM Sportsbar es patrocinador de las ligas de deportes gays en la zona de Nueva York. Exacto. Este bar no solo se encuentra en Los Angeles. La Gran Manzana y Fort Lauderdale (Florida) acogen las otras sedes de esta especie de franquicia gay que intenta romper barreras en cuanto a deportes y homosexualidad. Un bar que se describe a sí mismo en su página de Facebook como “bar deportivo para homosexuales” y que una noche a la semana organiza torneos de póker. ¿Quién da más?