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Lesbisyear: Hasta el infinito y más allá

Que un juguete de un cowboy cobre vida y le cuente sus problemas a un cerdito-hucha vale, pero dos mujeres besándose es un exceso de los guionistas.

Escena de 'Lightyear' de PixarDisney Pixar

La homosexualidad ha existido desde que el hombre es hombre y está presente de forma dispar en todas las sociedades. De forma dispar porque los censos muestran claramente que en países como Corea del Norte o Irán hay un 0% de homosexuales por algún gen asiático.

Esta semana se ha estrenado Lightyear en todo el mundo excepto en 14 países que la han censurado porque en una película de dibujos de astronautas que en realidad son juguetes, salen dos mujeres dándose un beso durante dos segundos.

El beso ha ofendido también en occidente a una pequeña parte de una generación que se crió con referentes más viriles como Epi y Blas o Yamcha y Trunks de Dragon Ball. El argumento es que Pixar está adoctrinando a los niños en el homosexualismo y en la idea de que pueden enamorarse de quien les dé la gana como si eso fuese posible.

Lightyear es un spin-off de Toy Story, una saga en la que un ejército de juguetes cobra vida, un cowboy se enamora de una pastorcilla medieval y Barbie se sincera sobre sus problemas de autoestima con un cerdito-hucha, pero el beso entre dos astronautas parece un exceso de los guionistas.

A los ofendidos, que a menudo se identifican políticamente con la palabra libertad, hay que contarles una anécdota: en 2021, Hasbro, la creadora de Mr.Potato Head, decidió renombrar el nombre del juguete al de Potato Head para que los niños pudiesen jugar con él sin distinción de género, así que ahora, además de dos astronautas lesbianas, en la saga tenéis a una patata de género fluido a la que además de cambiarle los ojos por una nariz le puedes cambiar el pene por una vagina.