Libertad de expresión por solo 8$ al mes

Elon Musk tiene que recuperar los 44.000 millones que se gastó en Twitter una noche de borrachera y su primera idea ha sido monetizar el check azul, una insignia que inventó Twitter para identificar las cuentas reales, que empezó con los famosos, se extendió a tertulianos y tronistas y así hasta que llegó a Joseba de Carglass y Manolo el de Balay.

El magnate ha utilizado además la clásica jugada de márketing de filtrar que iba a costar 20€ mensuales para luego anunciar que sólo costaría 8€. Uno de los argumentos con los que defendió la compra de Twitter era garantizar la libertad de expresión en la plataforma, así que ahora tienes libertad de expresión por el módico precio de 8€ mensuales, que es lo que va a costar el paquete Twitter Blue, el que incluye todas las opciones.

Es la nueva argucia del capitalismo tardío, cobrar por lo que siempre ha sido gratis. Los españoles inventaron lo de pintar una línea azul para cobrar por aparcar en la calle y ahora hasta el agua cotiza en bolsa. El próximo paso lógico es que una empresa de Boston adquiera los derechos del oxígeno en la troposfera y te cobren IVA por respirar.

El modelo de suscripción es la treta que se le ha ocurrido a las empresas una vez exprimida la obsolescencia programada. Las suscripciones están de moda. Empezaron las plataformas de streaming y siguieron Adobe y Microsoft. Volskwagen ya no vende Golfs, ahora te pide que te suscribas al renting de Volskwagen para seguir pagando por Golfs toda la vida sin tener uno en propiedad.

La monetización del verificado es el primer paso pero la empresa podría estar trabajando ya en Twitter Premium, un Twitter en el que exista una escala de grises entre el fascismo y el comunismo, en el que la gente no se pelee en tus comentarios, un Twitter para gobernarlos a todos y atarlos a las tinieblas.