DIOSTUITERO
Diostuitero nos descubre la sorprendente historia de cuatro mujeres de la Biblia que no conoces.
La Biblia, como casi todas la obras de la antigüedad, es fruto de su tiempo y relega a la mujer a un papel pasivo y secundario. Se le considera propiedad de su padre primero y después de su marido, y su valor es inferior al del hombre. Dice el Levítico:
"Cuando alguien haga al Señor una promesa ofreciendo una persona, la estimación de su valor será la siguiente: el hombre entre veinte y sesenta años, quinientos gramos de plata, según las pesas del santuario; la mujer trescientos".
Abrahám, Isaac, Jacob...la Biblia es puro patriarcado, pero aún así, se colaron algunas mujeres de armas tomar.
Judith
Fue una hermosa y rica viuda judía que salvó a su ciudad, Betulia, del asedio del ejército del general Holofernes, al que engatusó y le cortó la cabeza mientras dormía. No sólo eso, la metió en una cesta y salió del campamento enemigo tan pancha como quien va a hacer la compra. ¡Grande!
Yael
En este caso el general enemigo se llamaba Sísara, que tras ser derrotado escapó y se refugió en la tienda de esta buena mujer, la cual cogió un martillo y "le hundió un clavo en la sien, hasta clavarlo en la tierra". Este episodio de martillo y clavos me da muy mal rollo, la verdad.
Séfora
Uno de los pasajes más extraños de la Biblia y que trae de cabeza a muchos intérpretes es aquel en el que, de buenas a primera, Dios atacó a Moisés, “poniéndolo en peligro de muerte”. Pues bien, gracias a que su mujer Séfora cogió un pedernal afilado y le cortó el prepucio a su hijo, "y lo colocó en la partes de Moisés" , éste se salvó. ¡Si no llega a ser por ella ni Tierra Prometida ni leches!
Jezabel
Jezabel es una de la malas oficiales de la Biblia, porque adoraba a otros dioses. Era la esposa del rey Ajab, el cual era un tipo con muy poca personalidad. Tan flojo era que una vez fue a expropiar una viña de un tal Nabot que estaba contigua a su palacio, y al negarse su súbdito, en lugar de hacerle cumplir la ley, regresó al palacio, se acostó, se volvió contra la pared y no quiso comer. Menos mal que ahí estaba Jezabel, que ordenó la ejecución de Nabot y la expropiación de la viña. No sólo eso, Jezabel también asesinó a muchos profetas, que la verdad es que era unos pesados, y claro, como estamos en la Biblia, acabó siendo lanzada por una ventana y devorada por los perros. O eso cuentan los que la escribieron, que eran todos hombres.