TRES LIBROS INFANTILES QUE ILUSTRAN LA IGUALDAD DE GÉNERO
Una niña que quiere ser pirata. Otra niña que ya sabe qué quiere ser de mayor, titiritera. Un niño cuyo superhéroe favorito se llama MegaPower y se parece taaaaanto a su mamá. Son tres libros que enseñan a los niños y a las niñas que ser niño o niña no te debería impedir conseguir lo que quieres.
Daniela navega en su velero en busca de El Caimán Negro, el barco pirata más temible de todos los mares. Cuando lo encuentra, le pide al capitán Orejacortada unirse a la tripulación. Los piratas estallan en carcajadas.
El capitán, a modo de burla, le pide a la niña que supere siete pruebas. Cuando Daniela las culmina, el capitán le increpa.
Las niñas no pueden ser piratas, solo los niños.
Un motín abordo acaba con Orejacortada fuera del barco. Daniela se queda.
El libro ilustrado de Susanna & Gómez, ‘Daniela Pirata’ es uno de esos volúmenes de literatura infantil que está triunfando entre madres, padres, hijas e hijos.
Porque las niñas sí pueden ser piratas.
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Carolina, en cambio, quiere ser de mayor titiritera. “Mamá, de mayor quiero ser titiritera”. Y su madre le pregunta si no le gustaría otro oficio más respetable, alguno que haya que estudiar, como ser médico, o un trabajo donde te ascendieran…
Carolina convence a su mamá, porque su mamá entiende que ser titiritera es lo que quiere su hija. No hay peros.
Así lo narra otro libro, esta vez escrito e ilustrado por Sandra Araguás y Vicky de Sus. Su título, no podía ser de otra manera, es ‘Titiritera’.
Porque las niñas también, si quieren, pueden ser titiriteras.
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Esta vez el protagonista (uno de ellos) es un niño. Se llama Max. A Max le gustan los superhéroes. Sus amigos tienen cada uno su propio superhéroe favorito: Black Machine, Red Force, Silver Snake…
Sin embargo, el superhéroe favorito de Max se llamaba MegaPower, y era diferente a todos los demás superhéroes.
Su amigo Martin le decía a Max que una chica no podía ser tan fuerte (sí, MegaPower era una mujer: llevaba un vestido y falda azul, con capa y máscara roja y un símbolo de un rayo en el pecho).
A Max le importaba cuatro pitos lo que pensara Martin y el resto de sus amigos. ¿Por qué? Porque Max conocía a MegaPower como si viviera con ella.
MegaPower le daba de comer, le ponía una tirita, rescataba a sus muñecos cuando se perdían, le ayudaba a cepillarse los dientes, y muchas más cosas cada, cada, cada, día.
Y lo mejor, para Max, era cuando MegaPower se quitaba el disfraz, la capa y la máscara, y se ponía el traje de mamá y le daba un beso y las buenas noches.
Lo narran, mejor que lo cuento yo, Rocío Bonilla y Oriol Malet en el libro ilustrado infantil ‘Max y los superhéroes’.
Porque las mamás, no solo son mamás, sino también superhéroinas.