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En una esquina, un perro llora desconsolado. “No he sido feliz ni un sólo día en toda mi vida”
Agazapado en una esquina, un perro llora desconsolado. “No he sido feliz ni un sólo día en toda mi vida”, reza el bocadillo que sale de sus orejas gachas. Frente a él, los brazos de sus captores humanos, armados con una inyección letal. Una denuncia al sacrificio generalizado de los miles de perros que buscan, sin éxito, un hogar. Apenas unas pocas palabras para un mensaje demoledor y cargado de emotividad, en una viñeta que no tardará en hacerse viral a través de las redes sociales.
Con su trazo sencillo y su sensibilidad única, el pintor valenciano Paco Catalán se ha convertido en una referencia para los defensores de los derechos animales. Un hombre que cada día publica una viñeta en las redes sociales de manera completamente altruista. Historias de perros abandonados, gatos callejeros y toros víctimas de la tortura, pero también de cerdos, vacas, patos y gallinas. Y humanos. Amigos de los animales de toda condición, especialmente ancianos, mendigos y niños que nos ponen ante un espejo y reflejan nuestra manera de relacionarnos con otras especies.
A sus 71 años, Paco se define a sí mismo como “un humilde activista que, con sencillos dibujos, hace lo que puede por defender a los animales, a los que quiero y respeto. Es el único activismo que puedo hacer por mi edad”, apunta. Tiene muy claro cuál es su recompensa: “me conformo con pensar que a alguna persona pueden hacerle pensar”.
Desde su casa en Almansa (Albacete), Catalán cuenta a Tribus Ocultas cómo empezó a dibujar. “Empecé desde muy pequeño: me encantaba tomar como modelos a animales que tenía cerca. Desde entonces, creo que no ha pasado un solo día de mi vida en el que no haya esbozado unas líneas”.
Esa inspiración en el mundo animal vino, también, de un sentimiento de impotencia. “Amo a los animales desde que tuve uso de razón, y eso me ha hecho padecer bastante, porque he visto muchas barbaridades en la infancia. Tengo muy claro que lo que me quede de vida la dedicaré a intentar ayudar a los más débiles e inocentes. Dibujando… o como pueda”.
En opinión del dibujante, aquellas escenas de su infancia siguen muy presentes en la sociedad actual. “Desgraciadamente, en España sobran casos que me inspiran a la hora de dibujar. La tristeza, la rabia y la impotencia me encaminan a la inspiración casi siempre. Podría poner en las redes diez viñetas a diario y todavía faltarían”, asegura.
La realidad es que, si las viñetas de Paco circulan como la pólvora por la red, es por su capacidad de emocionar a quien las contempla. Una cualidad que atesoran desde el mismo momento de su gestación. “Supongo que, si emocionan, es porque son totalmente sinceras”, apunta Paco. “Desde luego yo soy el primero en sufrir con casi todas ellas. Soy consciente que a las personas sensibles les harán sufrir también. Mi ilusión es que las vean los indiferentes y los más pequeños”.
Parte de su compromiso con los animales se ha plasmado en el veganismo, una forma de vida que Paco practica desde hace 24 años, cuando el término apenas se conocía en España. “Vengo de una alimentación en la que había de todo: soy un niño de la posguerra”, recuerda. “Mi pobre madre pensaba que sólo la carne tenía alimento y, como es natural, quería lo mejor para sus hijos. Al veganismo me llevó el respeto a los animales. Prescindir de una alimentación con carne ya no representa un sacrificio. De hecho sería un sacrificio comerla, porque actualmente la carne de cualquier ser vivo animal, además de una profunda tristeza, me repugna”.
Como toda persona que se posiciona ante una situación concreta, Paco también tiene sus detractores. Y entre ellos hay una crítica muy habitual: esa que asegura que sus viñetas “humanizan” a los animales. Cazadores, aficionados a la tauromaquia o ciudadanos anónimos que no comparten su manera de entender los derechos de los animales le acusan a menudo de trasladar una visión de los animales “basada en las películas de Disney”.
A Paco, nada de ello parece preocuparle demasiado. “Naturalmente, supongo que a mucha gente le fastidiarán mis viñetas”, cuenta. “Especialmente a aquellas personas a las que no les importa el sufrimiento y el maltrato animal. Pero yo paso de las críticas si son destructivas o fruto del enfado. Y sigo con lo mío, que es dibujar e intentar hacer pensar”.