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RIÉTE TÚ DE ‘INFINITY WAR’

Diez superpoderes que vienen con el carné de madre y de los que (casi) nadie te habla

Cuando un nuevo ser viene al mundo -un bebé, se entiende- hay dos personas que adquieren un nuevo estatus en la sociedad, el de padres. A ellos se les hace entrega de un carné imaginario que no hace falta mostrar para saber quien lo tiene. Basta con mirarles a la cara y a la vestimenta. Las ojeras tipo personaje de Tim Burton y las manchas estilo ‘Los Miserables’ hablan por sí solas. Eso y que de pronto son como un combinado de personajes Marvel y DC con infinidad de poderes.

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Porque ser padre o madre es maravilloso, ya lo dice la publicidad a todas horas. Un mundo nuevo de sensaciones y sentimientos que, además, y eso es lo que nunca te cuentan, convierte a quien lo es en un superhéroe. Sin capa y sin identidad secreta pero con unas habilidades tremendamente útiles en el día a día para poder ejercer las nuevas funciones y salir airoso de cualquier aprieto. Porque la vida de los progenitores simboliza el caos constante más absoluto.

Un universo lleno de pruebas que pasar día y noche que ríete tú de la lucha contra el mal de los Vengadores o la Liga de la Justicia. Menos mal que para salir del paso de pronto aparecen los superpoderes de Wonder Woman, Spiderman, Superman y compañía. Pero, ¿cuáles son esas habilidades extraordinarias que incluye el carné de padre? Ahí van, tomad nota.

1.- La capacidad de frenar proyectiles de Wonder Woman. Más que balas, lo que suelen parar lo padres son cucharadas de papilla, trozos de croquetas de jamón masticados o no y juguetes de diversos tamaños y dureza. Porque hay una fase por la que pasan todos los niños en la que lo más divertido para ellos es lanzar cualquier cosa que encuentren al alcance de sus pequeñas manitas. Y ¡Ojo! Que algunos tienen más puntería que Arrow y Ojo de Halcón con el arco y las flechas.

2.- La visión de rayos X Superman. Es una especie de detector de objetos perdidos que se desarrolla cuando se es padre y consiste en la habilidad de encontrar cualquier cosa que otro ser humano haya dado por perdida provocando un berrinche del quince. De ahí procede la típica frase de “a que voy yo y lo encuentro” que toda madre (es más cosa de ellas que de ellos) pronuncia más de una vez en su vida. No se trata de una afirmación gratuita. Está comprobado empíricamente. Va y lo encuentra en el 99,9% de las ocasiones.

3.- La fuerza sobrehumana de Hulk. Muy útil porque los niños pesan lo suyo. De recién nacidos puede que no, pero poco a poco, toma a toma, van engordando y su peso aumenta de manera proporcional a la fuerza de sus padres, que tendrán que acarrear con él durante los próximos años. Llega un momento en el que el carrito no es una opción y los brazos son la única solución si se quiere llegar a tiempo a cualquier sitio. Es curioso, porque con el pack de seis de leche no puedes, pero con tu hijo de 1 año y 10 kilos, sí.

4.- La invisibilidad de la Mujer Invisible. Otras habilidades especiales se desarrollan con el paso del tiempo, pero esta es inmediata y surge instantes después del parto. En ocasiones incluso antes y afecta a padre y madre por igual. Incluso, puede que más al padre.. Tiene que ver con el hecho de que cuando el bebé asoma la cabeza sus progenitores pasan a un segundo plano, como si fuesen invisibles e indispensables. Solo importa el bebé. Dependiendo del momento y el estado de ánimo de cada uno puede ser hasta una bendición, las cosas como son.

5.- La regeneración de Lobezno. Los padres no enferman, no pueden. Una gripe tumba a cualquiera, pero no a ellos cuando tienen infantes en casa. Con adolescentes igual se lo pueden permitir. Porque con hijos pequeños no se pueden dar el capricho de meterse bajo la manta a sudar la fiebre hasta encontrarse mejor. Hay otro ser vivo que depende de ellos. Cuando los niños son un poco más mayores, pongamos a partir del año y medio y hasta los ¿cuatro?, ese poder autocurativo se puede proyectar en ellos. Basta un beso para que se olviden del rasguño tras la caída.

6.- La lectura de mente del Profesor X. Es muy útil para saber cuándo un hijo miente o está tramando alguna trastada. Los padres son capaces de leerles la mente a sus hijos. Un poder bastante útil a la hora de prever desastres naturales. Aunque es cierto que no siempre funciona.

7.- La agilidad de Spiderman. La escena es la siguiente: el pequeño ha empezado a moverse con más soltura, agilidad y rapidez que una lagartija y en un descuido decide que lanzarse al vacío sin paracaídas desde el cambiador es la mejor idea que ha tenido jamás. Entonces, a su padre/madre, que ve por el rabillo del ojo cómo cae a cámara lenta, replica aquella escena de Spiderman en la que Peter Parker cogía al vuelo todos los utensilios de la bandeja que habían saltado por los aire con una sola mano y con al otra, a Mary Jane. Vale, a él/ella lo más probable es que todo lo que no sea el niño -léanse pañales botes de crema y demás- se le caigan al suelo, pero ¡oye! su hijo no se ha descalabrado y eso es para celebrarlo.

8.- La velocidad de Flash. No queda otra, hay que hacer infinidad de cosas en el mismo periodo de tiempo. Brazos que se mueven a la velocidad de la luz para hacer varias cosas a la vez y extremidades inferiores que adquieren nuevas utilidades. Por ejemplo, la de mecer la hamaca o la cuna mientras se usan las manos para teclear en el ordenador, cocinar, planchar o jugar a la consola.

9.- El manejo de los gadgets de Batman. Los niños vienen sin libro de instrucciones pero con un montón de gadgets que quienes no tiene uno ni propio ni cercano jamás serían capaces de imaginar. Algunos carritos son más complejos de montar que una nave espacial. ¿Y los sacamocos? ¿Y los termómetros? ¿De verdad es necesario que haya tantos tipos?

10.- La capacidad de rendir sin dormir de Iron Man. Tony Stark es un fiestero empedernido. Sin embargo, cuando toca salvar el mundo rinde como el que más. Es lo que tiene ser un superhéroe. Y como él, los padres, que con una media de hora de sueño diario que se aleja mucho de lo saludable y lo recomendado por los expertos, son capaces de trabajar y seguir funcionando como seres humanos más o menos funcionales. Con ojeras hasta la mitad de la mejilla y cara de zombis, pero ahí están, dándolo todo.

Conclusión, los padres y las madres son superhéroes de carne y hueso y no solo por el hecho de la heroicidad que el hecho en sí supone, que también, sino porque, además, tienen superpoderes.

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