Kelly O’Connell, trabajaba en un refugio de animales y fue allí donde se enamoró de
un labrador negro llamado Charlie. Su historia le conmovió, ya que había sido encontrado abandonado en un carrito de la compra de una tienda de alimentación.
Cuando Kelly lo adoptó, Charlie tan solo era un cachorro. Con el paso de los años Kelly conoció a James Garvin, el que sería su esposo. Su ceremonia de boda estaba prevista para este mes, pero no querían celebrar su enlace sin la presencia de Charlie, que con 15 años
había sido diagnosticado de una enfermedad terminal, concretamente de un tumor cerebral y se encontraba muy débil.
Charlie
sufrió varias convulsionesjusto una semana antes de la boda, pero resistió y aguantó hasta la celebración nupcial de sus dueños. La ceremonia tuvo lugar a la hora y en el día acordado.
Ese día, Charlie no tuvo convulsiones y todo el tiempo se mantuvo fuerte. "Él
parecía un perro completamente nuevo", aseguró Kelly. Para la pareja era muy especial que él, que había estado presente en sus vidas desde el principio de su amor, fuera también testigo de su boda.
¡Fue tan emociónate! Charlie pudo cruzar el pasillo y llegar hasta el altar. En cambio, la vuelta no era fue fácil
. El labrador no podía dar un paso más, por lo que la dama de honor, hermana de Kelly, lo llevo en brazos.
Una semana más tarde, el día 9 de septiembre,
Charlie falleció en casa, frente a la chimenea y rodeado de toda la familia. "Han sido unos 15 años magníficos. Eso es seguro", dijo Kelly.