EMOCIONANTE
El animal había desaparecido hacía dos años en Allentown, Pennsylvania.
Aisha Nieves acudió a la protectora de animales del condado de Lehigh, Pennsylvania, buscando un perro al que adoptar para sus dos hijos. De repente se dio cuenta, al ver las fotografías de los canes del refugio, de que uno de ellos le resultaba familiar.
Era un cruce de Pitbull y Rottweiler, de color crema. Y es que dos años atrás, Aisha tenía un perro con unas características similares, de nombre Kovu. Lo había llevado a casa en 2014, cuando aún era un cachorro recién nacido, y se convirtió en uno más de la familia durante cinco años.
En 2019, hubo un accidente automovilístico cerca de la casa de Aisha que rompió la puerta de entrada. Pese a que nunca había tenido intención de abandonar el hogar, Kovu se escapó. "Me di cuenta de que se había ido cuando llegué a casa y no vino corriendo hacia mí para darme besos, como solía hacer", contó Aisha. "Busqué en toda la casa pero no lo encontré. Durante una semana busqué alrededor de Allentown, pero no volví a saber nada de él". Renunciar a la búsqueda del que había sido su amigo desde hacía cinco años fue duro para ella; además estaba embarazada, lo que se hizo un poco más difícil de llevar. "Estaba embarazada de cuatro meses y tenía muchas emociones a través de mí. Estaba llorando, pensando lo peor, pensando que alguien lo había secuestrado o lastimado". "Él estuvo ahí pese a mis angustias y altibajos, y ahora se había ido. Fue difícil de aceptar".
El refugio lo encontró y le puso de nombre Ash. Tuvo que ser tratado por pulgas, le faltaba pelo en la parte trasera y tenía inflamación. Cuando se recuperó, fue adoptado por otra familia, quien lo cuidó durante año y medio. Sin embargo, tuvieron que tomar la difícil decisión de llevarlo de vuelta al refugio, pues se enfrentaban a un posible desalojo.
El destino hizo que se volvieran a encontrar. A pesar de que Aisha estaba temerosa, el encuentro fue muy dulce. Tenía miedo de que no la reconociera o de que la rechazara, dado que había vivido con otra familia. "Estaba sudando. me senté en el suelo, esperando a que lo sacaran. Entones me miró a los ojos y comenzó a mover la cola".
A pesar de que la protectora necesitaba fotografías que confirmaran el testimonio de Aisha, el encuentro era una prueba irrefutable.
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