NOS LA HA VUELTO A JUGAR
La polémica en torno al nuevo lanzamiento de Milfshakes ha dado un giro inesperado cuando Nil Ojeda aclaró que las piezas subastadas no habían sido generadas por inteligencia artificial, sino creadas por mujeres reales llamadas IA. La revelación llegó tras varios días de críticas en redes, donde numerosos usuarios cuestionaban el valor artístico de obras supuestamente realizadas por modelos generativos.
Nil Ojeda generó esta semana un intenso debate en redes sociales tras presentar el nuevo drop de su marca Milfshakes: cuatro obras artísticas que, según explicó en un inicio, estaban realizadas íntegramente con inteligencia artificial. Las piezas, subastadas de manera individual, despertaron un notable interés económico —con una de ellas superando los 2.000 euros—, pero también una oleada de críticas por parte de seguidores y usuarios de redes sociales.
Buena parte de los comentarios cuestionaban que las obras no hubieran sido elaboradas por un artista humano. Entre las críticas más difundidas aparecían reflexiones como que "una IA no puede hacer arte" o que la esencia creativa depende de la subjetividad del autor. En plataformas como X y TikTok comenzaron a multiplicarse mensajes que tildaban la propuesta de arriesgada y contraria al valor tradicional del proceso artístico, argumentando que los modelos generativos no pueden imaginar ni improvisar como lo hace una persona.
La discusión se mantuvo activa durante días, hasta que la cuenta oficial de Milfshakes en X sorprendió con una revelación inesperada. Las obras no habían sido realizadas por inteligencia artificial, sino por cuatro mujeres reales cuyos nombres, registrados legalmente, son IA. "En España existen 218 mujeres registradas con el nombre IA. La ambigüedad era parte esencial de la idea desde el principio; su sentido final dependía de la respuesta de la gente", comunicó la marca.
Las autoras —IA Barba, IA Dolçet, IA García e IA Ruiz— fueron presentadas públicamente como responsables de las piezas. Con este giro, Ojeda pretendía poner a prueba la percepción del público sobre el arte digital y la interpretación de conceptos vinculados a la IA.
La subasta continúa abierta y mantiene una elevada participación, lo que indica que el proyecto ha logrado trascender la controversia inicial y consolidarse como un gran experimento de marketing.