FECHA HISTÓRICA
El CCME ha soplado las velas de su 15º aniversario a lo grande con un espectáculo, código familiar y mezcla de artistas inéditos en el panorama musical español.
Seguro que si eres festivalero, te entran sudores pensando en desplazamientos, público, retrasos y numerosos problemas que van asociados a los despliegues afines a esa pasión. Por eso es refrescante (guiño-guiño) la presencia de eventos a la altura de del Coca-Cola Music Experience, tan bajo control desde el momento que entras hasta el petardazo final.
Quizá deberíamos hablar en singular de este festival, único en el mundo dentro del universo Coca-Cola, porque no tiene competencia en público que asiste ni rollo que se respira: es un parque temático de la música, que reunió a 45.000 personas en el Espacio Iberdrola (donde el Mad Cool, vaya) y sumó más de 2 millones de visualizaciones en streaming durante el finde.
Desde su nacimiento en 2011, CCME ha congregado a más de 375.000 asistentes y ha hecho de la diversidad musical y la conexión con los jóvenes su seña de identidad, y se nota desde que atraviesas sus concurridas pero amplias instalaciones. Este año no fue la excepción: un cartel con 22 artistas nacionales e internacionales combinó a referentes consolidados con voces emergentes, logrando que cada jornada tuviera su propio pulso y, subrayo, sin aglomeraciones incómodas. Bueno, alguna sí, en las colas de hacerte rastas o tatus temporales. Pero nadie fue allí por eso, son aperitivos…
El viernes arrancó con energía gracias a Daniela Blasco ("No he parado desde Benidorm Fest", nos dijo, sin que se le notara ningún cansancio), quien tuvo un espectáculo por encima de algunos de los que vimos competir en Eurovisión. Será joven, vendrá de TikTok y lo que quieras: sobre el escenario de CCME estuvo enorme (y ya te lo contaremos en otra entrevista que tuvimos con ella…).
Le siguió un Malmö 040 romanticón y un poco más serio, antes de que el pop urbano de Yami Safdie y el rap de Trueno prendieran la chispa. El argentino vaya si lo hizo, con un espectáculo a la altura de la fama que le precede y con ayudantes en el show que lejos del spin off podrían tener su propio show. Ya que lo mencionamos: los huecos entre actuaciones estuvieron perfectamente animados tanto por el incombustible Tony Aguilar como por un espectáculo visual digno de Coachella. Sin exagerar.
Mención aparte merece Mafalda Cardenal, con un flow que mezcla el aura de tía normal y superestrella. Dejó el momento de bajar entre el público y cantar bien a capella entre los fans flasheados por la literal cercanía de la alicantina. Mucho es que no se subió a 20 personas del público que le hubieran jurado amistad eterna.
Viva Suecia puso el punto de guitarras y épica, con un directo atronador para los más mayores pero tan impresionante como para levantar la curiosidad de quienes no tienen el indie como género favorito. "Es que ahora es un tipo de música para todo el mundo, como cuando comenzó", nos dijo el líder de la banda murciana que también tienen una entrevista aparte, danos unos días para montarla…
El cierre corrió a cargo de J Balvin, uno de los platos fuertes de esta edición. El colombiano desplegó todo su arsenal de reggaetón, con clásicos como Mi Gente o Qué Más Pues?, pero también con nuevos temas que hicieron saltar al público.
El sábado, la diversidad volvió a ser protagonista. Leire Martínez demostró la fuerza de su voz (intacta incluso después de sus recientes, ejem, "vaivenes" profesionales), Carolina Durante convirtió el recinto en un coro multitudinario y María Becerra (qué maja ella) y Tiago PZK trajeron la ola argentina de éxitos globales. Pero si hubo un nombre que marcó la jornada fue Lola Índigo.
La artista granadina clausuró el festival con un espectáculo lleno de coreografías, visuales y pirotecnia. Su interpretación de Moja1ta fue el broche perfecto para un fin de semana de celebración… excepto por el detalle de que anunció (entre vítores y llantos) que se tomaría un tiempo lejos de los micrófonos. Pedazo de hasta luego, eso sí.
Más allá de la música, CCME reforzó su condición de experiencia completa. La mítica noria, los coches de choque o los espacios de personalización de merchandising y maquillaje convirtieron el recinto en un lugar donde vivir mucho más que conciertos. Como explicaba Tania de Torres, directora de Coca-Cola Music Experience, "CCME es un festival único en el mundo Coca-Cola, y el mejor exponente de cómo convertir un evento musical 100% made in Spain en un referente global de ocio responsable".
La retransmisión en streaming también marcó un antes y un después. Con streamers y youtubers como Plex, Andrea Garte o Lluna Clark dinamizando entre actuaciones, el canal de YouTube del festival alcanzó en solo una jornada las cifras de visualización de toda la edición anterior: una muestra clara de cómo el formato híbrido ya es parte inseparable de la identidad del mundo que vivimos y, por supuesto, de este festival.
Quince años después de su primera edición, Coca-Cola Music Experience ha demostrado que sabe actualizarse sin perder su esencia. Un festival que es música, pero también comunidad, creatividad y diversidad. Si otros eventos de este estilo parecen botellones, el CCME es un cumple que no te quieres perder. Y no deberías.