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La macabra muerte de un streamer en directo provoca una investigación en Francia

Un creador francés, Jean Pormanove, murió mientras emitía en directo en la plataforma Kick tras haber sido humillado en vivo durante meses. Ahora, la Fiscalía de Niza ha iniciado una investigación para esclarecer los hechos, mientras autoridades francesas exigen responsabilidades legales a las redes por permitir difusiones de contenido extremo.

Miniatura de un vídeo de Jean PormanoveJean Pormanove / YouTube

La conmoción ha sido inmediata. La Fiscalía de Niza ha anunciado la apertura de una investigación para esclarecer la muerte del influencerJean Pormanove —nombre real Raphaël Graven, de 46 años— captada en directo al menos en parte en la plataforma Kick. El creador de contenido había sido víctima durante meses de vejaciones en streaming por parte de otros usuarios.

El cuerpo de Pormanove fue hallado cubierto con una colcha sobre un colchón y rodeado de personas que hacían gestos de burla, escenas que prendieron las alarmas cuando fue difundido en vivo. Aunque el vídeo fue retirado posteriormente, las imágenes se propagaron con rapidez y escandalizaron a la sociedad. La fiscalía ha ordenado ahora una autopsia y ha iniciado interrogatorios para conocer si existieron factores de criminalidad o negligencia.

La secretaria de Estado francesa de Inteligencia Artificial y Economía Digital, Clara Chappaz, ha calificado de horror absoluto la muerte del creador y sus posteriores humillaciones en vivo. Ha elevado una denuncia formal mediante la plataforma Pharos, que monitoriza contenidos ilícitos, y ha tomado contacto directo con la ARCOM, el organismo regulador audiovisual. Además, ha subrayado que la responsabilidad de las plataformas no es optativa, sino impuesta por ley.

En paralelo, la policía judicial de Niza seguirá indagando si las humillaciones reiteradas a Pormanove —denunciadas desde diciembre de 2024— podrían estar vinculadas a delitos de violencia voluntaria contra personas vulnerables, así como de difusión ilegal de imágenes sensibles. El caso ha abierto un debate urgente sobre los límites de la transmisión en vivo, la protección de las personas en internet y el papel de las plataformas para impedir contenidos violentos o degradantes.

En definitiva, un episodio doloroso que ha puesto en el punto de mira la ética del entretenimiento en directo y ha encendido las alarmas sobre hasta dónde puede llegar el voyeurismo digital sin control.

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