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¿Sabías que la señora Banks era sufragista?

Volví a ver Mary Poppins de mayor y me percaté de que había mujeres fuertes, libres e independientes

Creo que vi por primera Mary Poppins con 5 años y me fascinó. Era de esas películas que podía ver en bucle, para el pesar de mis padres, que deduzco tenían aborrecida. Hace poco la volví a ver, por azares del destino, y me di cuenta de detalles que habían pasado desapercibidos a mis ojos de cría.

Mi dibujo de Mary Poppins cuando tenía 5 años Gema Valencia (5 años)

Pueden haber pasado 20 años desde la última vez que me crucé con ella y me quedé hasta el final. Por supuesto, de pequeña yo tenía mis partes preferidas. Entre ellas estaba el momento en el que entran en ese escenario de animación donde todos los animales hablan.

Que cerdos, tortugas y ovejas coreasen a la institutriz al unísono: “qué alegre ilusión es ir con Mary; qué bueno es ir con Mary a pasear”, era algo que me llegaba dentro. Mi paraíso accesible a tan solo un salto sobre un dibujo pintado con tiza en la acera. Entre mi top 5 tampoco faltaba esa escena en la que la habitación se recogía sola. ¿Quién no ha soñado con eso alguna vez?

Y, claro, frente a estas, estaban las que menos me gustaban. Como la parte en la que la chimenea absorbe a los niños, a Bert y Mary Poppins, y acaban por los tejados sucios de hollín y bailando con el gremio de deshollinadores. No me preguntéis por qué, porque vista ahora me resulta maravillosa.

Tampoco simpatizaba mucho con la madre de los críos, Jane Banks. Desde el comienzo de la película me parecía que estaba demasiado fuera de la situación en la que se encontraba: la niñera abandonaba su trabajo y ni siquiera sabía dónde se encontraban los niños. ¿Cómo podía cantar y no escuchar ese mensaje? Aunque ella no era la única que tenía el don de la oportunidad a la hora de elegir su momento estelar.

Pero lo que yo no conocía es que esa mujer luchaba con las sufragistas en la Inglaterra de 1910, en plena reivindicación del derecho al voto femenino. La canción iba de eso, de “romper las cadenas por libre ser”. Además, intentaba hacer partícipe a su niñera ansiosa por irse, y a sus asistentas. Trataba de poner en práctica algo que caracterizó las vindicaciones de las feministas de la época, y que sería un antecedente de lo que luego llamarían interseccionalidad.

Interseccionalidad sí, tratando de implicar a todas las mujeres por el hecho de serlo; pero la señora Banks pertenece a la burguesía del siglo XX. Así que si ella podía salir a tirarle huevos al Primer Ministro, como confiesa en un momento dado a su asistenta mientras le pide que le guarde los que están podridos, era porque otras mujeres se hacían cargo de los cuidados.

Visto desde la actualidad, cuando volví a ver la cinta, el propio personaje de Mary Poppins me pareció revelador. Es una mujer independiente, firme y decidida, y no se debe a nadie más que a ella. Uno de los pocos personajes femeninos que gozan de autonomía y no dependen de un hombre de la factoría Disney. Y aún más mérito teniendo en cuenta que la película es de 1964.

Aunque la autora del libro en el que se basa la película, P. L. Travers, tuvo muchos recelos sobre la idea de que se llevase su historia al cine, y aún más viendo la dulcificación que había sufrido su personaje protagonista, el resultado fue que Mary Poppins se convirtió en una mujer disciplinada y seria a la vez que amable y buena. Y esto es algo a lo que no estamos acostumbrados a ver en las películas Disney. En ellas, las mujeres que se muestran independientes y que simplemente hacen cosas más allá de depender de varón suelen jugar el rol de las malas de película.

Me fascinaba Mary Poppins. Era una niñera que llegaba a una casa gris, con un padre gris obsesionado por la disciplina y que encontraba la felicidad en la repetición rigurosa de sus manías. Eso incluía al resto de integrantes de la casa, faltaría más. Un hombre que llevaba el pan a su casa, cosa que creía que le hacía merecer ser el rey de la misma, como él mismo declara al principio de la película en su canción de presentación.

Era como si liberase a toda esa casa de ese tono gris; liberaba a los niños de las ataduras de una disciplina sin medida; e incluso liberaba al señor Banks de su trabajo como banquero. Y una vez hecho el bien, desaparecía volando con su paraguas-loro.

Mary Poppins no deja de ser una película enfocada el público infantil, pero entraña algunas lecturas de las que no he sido consciente hasta ahora. Mucho he tardado en volver a verla. En ella se enseña a las mujeres a ser libres, gracias a su protagonista y gracias a la señora Banks. ¿En qué audiovisual infantil se ha visto a una mujer desarrollando un papel político activo? Yo he tardado 20 años en darme cuenta. Y aunque no vuelva a ponérmela en bucle como cuando tenía 5 años, sí que me he vuelto a enamorar de Mary Poppins.

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