PRETTY UGLY
La influencer Marta Camin ha generado un gran debate en TikTok al dar visibilidad a una corriente estética que lleva ya un tiempo imperando en las generaciones más jóvenes: el feísmo, una forma diferente de entender la belleza que aprecia detalles que se consideran normativamente "feos".
Desde que TikTok tuviese su boom hace cerca de cinco años, se ha convertido en la red social que más ha contribuido a la creación y el establecimiento de las llamadas "aesthetics"; es decir, formas de vestir muy definidas que sirven de referencia para aquellos que quieran tener una guía fácil para vestir en tendencia sin meter la pata. De todas las corrientes estéticas que han surgido en la plataforma, la de los estilismos "feos" es una de las más curiosas y rompedoras, pero también es una de las que mayor éxito ha cosechado: cejas decoloradas, maquillajes coloristas que no buscan favorecer los rasgos naturales de la persona, prendas con formas que desdibujan el cuerpo, peinados esculturales y asimétricos… Todo un conjunto de detalles que la influencer Marta Camin ha sabido aunar bajo el concepto de "feísmo".
¿Cuál es la razón de este cambio en la forma de entender la estética, que huye de lo favorecedor y ahonda en lo chocante o incluso en lo desagradable? Pues, al igual que ocurrió con la estética punk en los años 70, se trata de una respuesta a un sistema político y social que premia lo impoluto y desprecia a todos aquellos que no se ajusten a las normas de lo que se considera socialmente aceptable. El "feísmo" quiere sacar el dedo a la mirada masculina que durante siglos ha impuesto normas a la estética de las mujeres, con el objetivo de que estas resulten deseables. Las mujeres que adoptan esta estética buscan dejar claro que no visten para satisfacer la mirada ajena, y así rebelarse contra la norma patriarcal.
Por supuesto, lo que se considere bonito o feo es totalmente relativo, y es probable que cada vez más personas estén adoptando ciertas tendencias del "feísmo" no por razones políticas, sino porque realmente consideran que es una estética interesante y con la que les apetece experimentar. Sin duda, es un paso muy grande hacia la liberación de la estética; una forma de pensar que despareció al empezar el siglo XXI, pero que ahora, con la recesión económica e ideológica que se está viviendo en todo el mundo, resulta más necesaria que nunca.