QUÉ POCA VERGÜENZA
En pleno US Open, un empresario polaco fue captado en vídeo tomando la gorra firmada que el tenista Kamil Majchrzak iba a regalar a un niño. El suceso generó una ola de críticas y calificativos como "el hombre más odiado de internet". Tras la repercusión pública, el implicado ha ofrecido disculpas y devuelto el objeto al menor.
Un incidente acontecido durante el US Open ha generado una fuerte controversia a nivel global tras hacerse viral. Piotr Szczerek —director ejecutivo de una empresa polaca especializada en pavimentación— fue grabado arrebatando sin mediar palabra la gorra firmada por el tenista Kamil Majchrzak, que estaba destinada a un joven aficionado llamado Brock.
El vídeo se viralizó de inmediato y las reacciones en redes sociales no se hicieron esperar. Internautas de todo el mundo catalogaron la acción como egoísta y criticable, convirtiendo al hombre en blanco de miles de comentarios y memes. La figura de una autoridad privilegiada arrebatando un recuerdo destinado a un niño provocó una corriente de indignación generalizada.
Ante esta situación, Szczerek publicó un mensaje en redes sociales disculpándose con el niño, su familia, los aficionados y el propio Majchrzak. En sus palabras, explicó que actuó por error, convencido de que la gorra estaba siendo entregada a él y a sus hijos. También mencionó que devolvió el objeto al menor y definió la experiencia como "una lección necesaria de humildad".
Por su parte, Kamil Majchrzak se encargó de restituir la situación de manera cordial: localizó al niño, compartió con él una foto y le entregó una nueva gorra firmada junto a algunos regalos. También justificó el incidente como fruto de una confusión ocurrida en medio de la euforia tras su victoria.
El episodio ha puesto de manifiesto la influencia que alcanzan los vídeos virales y cómo una acción improvisada en un entorno público puede desatar consecuencias reales a nivel reputacional. Szczerek, tras la crisis, también se ha visto obligado a desaparecer temporalmente de redes sociales ante la avalancha de críticas, mientras continúa su labor en iniciativas deportivas infantiles como parte de su estrategia de recuperación de imagen.
Con este desenlace, el caso ha concluido con una reacción pública y gestos de reparación, aunque el alcance del daño ya estaba hecho, recordando lo frágil que puede ser la percepción pública en la era digital.