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HOY 8 DE MARZO, LAS MUJERES PROTAGONIZAN UNA HUELGA FEMINISTA
Las mujeres están convocadas para parar este 8 de marzo y demostrar que sin ellas nada podría funcionar, porque son la mitad del mundo. Se trata de una huelga feminista sin precedentes en España (y con pocos en el mundo) en varios ámbitos: laboral, estudiantil, consumo o cuidados.
La razones
Las razones para una huelga feminista son variadas. Por ejemplo, la necesidad de que el Pacto de Estado en torno a las agresiones machistas, según exigen organizadoras en su manifiesto, “se dote de recursos y medios para el desarrollo de políticas reales y efectivas que ayuden a conseguir una sociedad libre de violencias contra las mujeres y niñas”.
La brecha salarial entre hombres y mujeres, en torno al 22% en España y que el hecho de ser mujer, según señalan las organizadoras, sea la principal causa de pobreza (recientemente Mariano Rajoy dijo entrevista con Carlos Alsina que el gobierno no debía meterse en “eso” de la igualdad salarial, el mismo día que en el Foro de Davos Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, recomendaba valorar en su verdadera medida el talento de las mujeres en las empresas).
También el hecho de que la mayoría de los trabajos de cuidados y domésticos recaigan sobre las mujeres y sean no remunerados. La LGTBIfobia en todos sus ámbitos. Las reivindicaciones van muchos más allá, enarbolando el derecho a las pensiones, la educación pública, laica y feminista, y hasta el rechazo de la “guerra y la fabricación de material bélico”, pues “las guerras son producto y extensión del patriarcado y del capitalismo para el control de los territorios y de las personas”.
¿Por qué una huelga?
¿Cómo se llega a idear una acción de este tipo y calado? El año pasado la Comisión 8 de Marzo, una parte del movimiento feminista que organiza las actividades reivindicativas del Día Internacional de la Mujer decidió secundar un paro de mujeres que se impulsó desde Argentina, y que se proponía de dos hora y media.
“En la reunión de valoración de aquella jornada, nos dimos cuenta de que una huelga era una meta posible y que era necesaria, dada la violencia que nos atraviesa en todas direcciones”, dice Carmen Grigelmo, una portavoz de la organización. El único antecedente que se conoce es la huelga de mujeres de Islandia del 24 de octubre de 1975, con un seguimiento del 90% de las islandesas que paralizó el país. Aquel día histórico se conoce como 'el Viernes Largo'”.
Lo que llama la atención de esta iniciativa es que normalmente las huelgas se inscriben dentro del terreno laboral, dentro de conflicto en una empresa o un sector. En este caso la huelga no se hace contra el patrón y por unas mejoras laborales, sino contra un enemigo etéreo y ubicuo: esa estructura de poder y creencias llamada heteropatriarcado que nos impregna, a veces incluso sin que nos demos cuenta.
No hay esquirolas
“Proponemos un paro que vaya más allá de lo simbólico y que sea algo más que una huelga laboral”, dice Grigelmo, “de hecho, son cuatro huelgas: laboral, estudiantil, de cuidados y de consumo”. Se llama a las mujeres a no ir a trabajar, a dejar los cuidados de niños y personas dependientes en manos de los hombres y a no comprar. Todo culminará en una gran manifestación para mujeres y también para hombres.
“El papel de los hombres es ocuparse de las tareas de la mujer para que ellas puedan venir a la mani”, explica la portavoz, “en el caso de que esas tareas están cubiertas serán bienvenidos siempre que se integren en los grupos mixtos, que irán detrás de la cabecera de asociaciones feministas y antes que los partidos políticos y sindicatos”.
No hay esquirolas: “Entendemos que hay mujeres que debido a la precariedad y otras razones no pueden dejar su puesto de trabajo”, dice Grigelmo, “además no estaría bien ceder el paso para que trabajen lo hombres y luego llamar esquirolas a las mujeres”. Por eso las organizadoras han ideado este modelo de huelga en el que cada mujer puede encontrar su encaje: si no puede faltar al trabajo siempre podrá hacer huelga de consumo o de cuidados.
Vivimos en una sociedad cada vez menos proclive a empatizar con las huelgas (hay quien habla incluso de huelgofobia), ¿no supondrá esto un obstáculo para la huelga? ¿Por qué elegir este formato de protesta? “Ya sabemos que las movilizaciones como estas no suelen ser muy bien recibidas por ciertos sectores pero valoramos muy positivamente lo que estamos creando. De hecho, ya lo consideramos todo un éxito debido a la repercusión que está teniendo, a pesar de los sectores escépticos”.
Diferentes reacciones
Entre los partidos políticos las reacciones han sido diferentes: mientras que PSOE y Podemos apoyan la huelga de diferentes maneras, Ciudadanos ha rehusado apoyar por considerarla “partidista” y defensora del “anticapitalismo” mientras que el PP la rechaza al considerarla un acto de las “elites feministas” e “insolidario”.
En palabras de los conservadores esta huelga se azuza "el enfrentamiento entre mujeres y hombres, cuando la igualdad solo la alcanzaremos desde la unidad y la corresponsabilidad de hombres y mujeres”. La ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Dolor Montserrat, ha declarado que el 8 de Marzo seguirá “trabajando por la igualdad como los otros 364 días del año”.
Un ejemplo de la precariedad laboral que sufren las mujeres es el de las limpiadoras de habitaciones de hotel, con terribles condiciones laborales y bajos salarios, que se agrupan en trono a asociaciones como Las Kellys, y que apoyan la huelga feminista. Los sindicatos mayoritaritos CCOO y UGT apoyan un paro de dos horas por turno (son los que apoya el PSOE), mientras que la huelga ha recibido el apoyo total de otros como CNT o CGT.
Hasta la reina Letizia ha vaciado su agenda ese día, en solidaridad con la huelga feminista, lo que también ha generado discusión: ¿puede ser feminista la reina? Por su parte el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, se ha mostrado comprensivo con las razones de la huelga y ha declarado que “hasta la Santísima Virgen María la haría”.
¿Y cómo se mide el seguimiento? “Lo cierto es que difícil de medir el seguimiento de una huelga de consumo o de cuidados, pero nosotras nos fijaremos en la afluencia en la manifestación para estimar el impacto”, concluye la portavoz.