El aterrador momento en que un estudiante de piloto abre la puerta de un avión en el aire
¿Tú también te sientes identificado?
Admitámoslo, a veces somos un poco desastre con el tema shopping. Estoy hablando específicamente de ropa. Esto es un hecho. Un día vemos un pantalón, una sudadera o unas zapatillas, y, o lo compramos en el momento porque nos cuadra, o almacenamos esa prenda en el disco duro hasta que un día nos la volvamos a encontrar o hasta que se nos rompa la que ya teníamos y no tengamos más remedio que ir a comprarla.
Y aun así nos cuesta, y son ellas las que afortunadamente nos recuerdan que vamos por ahí vistiendo como homeless. A veces y sólo a veces, de motu propio, llamamos a un amigo, vamos al centro y nos damos un capricho; es decir, nos vamos de compras.
Irse de compras para nosotros significa entrar en tres, quizá cuatro, quizá cinco tiendas, y acto seguido pronunciar la famosa frase: “macho, estoy petado de tiendas, ¿nos tomamos una caña?”
Para nosotros, buscar entre decenas y decenas de montones de ropa, complementos y accesorios, no supone prácticamente ningún placer, no al menos más allá de los primeros 30 ó 40 minutos. Lo que hacen ellas no deja de ser un misterio indescifrable, un acto de fascinación.
Lo he visto con mis propios ojos. Pueden estar horas y horas y horas sin comprar nada. He llegado a la obvia pero firme conclusión de que para ellas el placer reside en el hecho de salir de compras, no en la compra en sí.
A veces, me olvido que yo puedo estar media tarde en un supermercado, si el supermercado es lo suficientemente grande, aunque al final termine llevándome una compra de 10€, pero no es lo mismo.
Y ahí estás tú, tu yo perplejo, agotado y limitado, que ya no da más de sí, mientras ellas son capaces de planificar los outfits de los próximos 12 meses, bodas incluidas. En muchas ocasiones he sido relegado a la categoría de 'perchero humano'. Y en el mejor de los casos he conseguido escaparme cual Houdini un momento para poder sentarme, si la suerte está de mi lado, en uno de esos enormes y ultra-confortables sillones hábilmente dispuestos en los pasillos de los centros comerciales a la salida de las tiendas.
Lo normal es que esos sillones sean como una zona azul un sábado por la noche. Pero como digo, si la suerte está de nuestro lado y consigues acariciar esa utopía durante unos minutos, podrás posar tus nalgas sobre ese apreciado y acolchado asiento y tu cuerpo o escombro logrará el clímax de relax que tanto ansiaba. Puede que incluso consigas dormir aunque sólo sea un instante, el placer será entonces algo indescriptible.
Todos esos millones de hombres que se enfrentan a esto cada día tienen su visibilidad gracias a la cuenta de Instagram @miserable_men. @miserable_men ha hecho visible lo invisible. El creador de esta cuenta ha decidido dar voz y voto a todos aquellos abnegados y pacientes hombres que son capaces de estar un sábado entero así con sus respectivas parejas en un épico e impagable acto de amour fou.
La cuenta cuenta con casi 330.000 followers. Nada más entrar leemos la frase: “Men that went shopping. It's a global epidemic”, toda una declaración de intenciones. Hay una dirección de correo para que puedas enviar tu foto y formar parte de esta gran familia de Hombres Miserables.