MILAGRITOS
¿Conoces la historia del Apóstol Santiago? Qué mejor día que su fiesta nacional para conocer todas las cosas increíbles que, según las leyendas, hizo tanto en vida como tras su muerte. Se vienen pilares mágicos y embarcaciones míticas, así que pónganse los cinturones.
Es probable que sepas que el Apóstol Santiago es el santo patrón protector de España (sobre todo, porque el día 25 de julio puedes tomarte un descansito gracias a que es su día oficial). Pero, ¿conoces todas las peripecias que vivió este hombre después de la muerte y resurrección de Jesús? Hoy, con la excusa de que es su fiesta nacional, hacemos un repaso a algunos de los episodios más llamativos del que fue el apóstol más chulo de todos (título no-oficial).
En realidad, Santiago no era Santiago sin más, sino Santiago el Mayor (había otro Santiago en el grupo de los apóstoles, Santiago el Menor, y es lo mejor que se les ocurrió para distinguirlos. Podrían haber sido Santi y Santiaguín, pero tuvieron miedo al éxito). Según el propio Jesús, tenía un "carácter impetuoso", así que después del Pentecostés lo mandaron muy, muy lejos: hasta Hispania (hoy en día, España y Portugal).
Por lo que narran los textos sagrados, al Apóstol Santiago le encantaba la playa. Recorrió las costas de la península y visitó buena parte de las grandes ciudades del momento: La Coruña, Tarragona, Cartagena… Pasó casi siete años dando a conocer la palabra de Jesús entre los habitantes de la zona, y junto con algunos de los primeros fieles construyó los primeros templos cristianos que existieron en nuestro país.
En el año 40 d.C. ocurrió el plot twist que todos conocemos. La Virgen María le pidió a Jesús un último deseo antes de morir: que todos los apóstoles estuvieran con ella el día de su muerte. Como era muy buen hijo, Jesús decidió concederle el deseo de una forma especialmente espectacular: ella misma se aparecería a cada uno de los apóstoles para mandarles la convocatoria, y que llegasen a Jerusalén cuanto antes. En el caso de Santiago, la Virgen hizo aparecer un pilar de jaspe en Zaragoza para apoyarse en él mientras le daba las noticias. Hoy en día, ese pilar sigue expuesto en la Catedral Basílica del Pilar de Zaragoza, y todas las Pilis que has conocido en tu vida le deben a él su nombre.
Allí que fue el Apóstol Santiago: miles de kilómetros después, despidió a la Virgen María como era debido, y como premio fue apresado por Herodes y condenado al martirio. Pero un hombre impetuoso como Santiago no dejaría este mundo así, sin más: en una embarcación mítica hecha de piedra sus restos flotaron junto a dos de sus discípulos por todo el Mediterráneo, hasta llegar de nuevo a Galicia. Fue enterrado, supuestamente, en Iria Flavia, y sus restos fueron llevados después hasta la Catedral de Santiago de Compostela.
¿Por qué se le llama "de Compostela"? Pues porque Santiago, tan impetuoso como siempre, decidió llamar la atención de uno de sus fieles haciendo aparecer unas luces (stellae) sobre el campo en el que estaban sus restos, para que pudiesen venerarlos en un templo como es debido. ¡Algo nos dice que, con lo importante que se ha vuelto en nuestro país, estará contento con el cariño con el que le recuerdan todos los españoles!