El emotivo momento en que un niño paciente de cáncer se reúne con sus hermanos tras seis meses en el hospital
AMARNA MILLER DESDE LOS ÁNGELES
Érase una vez un puñado de pandilleros californianos que vieron la luz después de tomar ácido lisérgico. Después de crear una de las primeras rutas de narcotráfico de hachís en Norteamérica e ir hasta Afganistán y la India para conseguir su dorada ambrosía, fueron perseguidos hasta la saciedad por la CIA, que acuñó su organización como la “Mafia Hippie”. Os presento a la Hermandad del Amor Eterno.
Esta historia comienza en la década de los 60 de la mano de John Griggs, un gurú de personalidad magnética que conseguía seducir a cualquiera que se pusiese en su camino. Tras probar por primera vez una tableta de LSD, Griggs experimenta una epifanía divina donde el mismísimo creador se comunica con él. Tras la experiencia decide abandonar su pasado violento y destina su vida a compartir amor, psicodelia y buenas vibraciones con el mundo tomando como mantra las palabras de Timothy Leary que estaban revolucionando a la sociedad norteamericana “Turn on, tune in, drop out” (Conecta, sintoniza, abandona).
Las ideas ilusorias de Griggs llegan a su punto álgido cuando decide comprar una isla (increíble, pero cierto.) con la intención de crear una sociedad auto sostenible dedicada a la ascensión espiritual. Pronto se dará cuenta de que la única manera de conseguir semejante fortuna es a través del las actividades ilícitas. Planea su estrategia con cuidado y decide crear una religión que aúne a todos sus simpatizantes, en su mayoría hippies y surferos descontentos con el panorama político y que ansían escapar de una realidad con la que no se sienten identificados. La Hermandad del Amor Eterno.
Junto con sus acólitos, Griggs abre una tienda New Age en Laguna Beach, un pueblecito situado al norte de Orange County, California, que les servirá para blanquear el dinero conseguido a través del narcotráfico. Rápidamente la metrópoli se convierte en un paraíso de las drogas, atrayendo a jóvenes inadaptados pero también a delincuentes y granujas.
En 1965 el grupo de amigos presencia la fatídica ilegalizacion del LSD, y decide expandir su territorio de acción para intentar abrir sus propias rutas de tráfico de estupefacientes. Están cansados de vender el ácido que consiguen a través de sus contactos al norte de California y el único químico que produce LSD en todo el continente (el maravilloso Augustus Owsley, culpable también del logo de los Grateful Dead), se niega a venderles su mercancía.
La idea es simple pero arriesgada. Volar hasta Alemania, comprar un coche e ir conduciendo hasta la India para conseguir pasta de hachís, ocultar el género dentro del vehículo y mandarlo de vuelta a Estados Unidos en un container. Después de padecer una serie de catástrofes inesperadas que les hacen detenerse en Afganistán, consiguen el aún más valorado hachís negro. Abarrotan el coche con el engrudo y lo envían de vuelta, sorprendentemente sin ninguna incidencia. Se crea así una fructífera conexión directa entre Orange County y Afganistán que tardará años en disolverse. Se cree que la Hermandad ganó más de 200 millones de dólares gracias a este acuerdo.
Por aquél entonces Timothy Leary se había unido a la aventura en probablemente una de las peores decisiones que tomó el grupo. Griggs estaba cegado por el magnetismo de su gurú y deseoso de agradarle, le agasaja con toneladas de hachís, marihuana y ácido. La aparición de Leary en la comuna atrae todas las miradas hacia la hermandad, incluyendo la atención no deseada de los agentes de la ley.
Mientras tanto en Laguna Beach las congregaciones para tomar LSD en grupo se han transformado rápidamente en reuniones multitudinarias y durante la liturgia psicodélica el libro “The psychedelic experience” de Leary se convierte en su Biblia personal. Pasajes de la guía se leían en voz alta mientras los chamanes dirigían las visiones de aquellos elegidos. La hermandad estaba abierta a acoger a cualquier hippie desplazado que se cruzase en su camino.
Por supuesto, estos agrupamientos no tardaron en llamar aún más la atención de la policía y las redadas y encarcelamientos se convirtieron en algo cotidiano.
Perseguidos por la CIA, parte de la hermandad se desplaza a un rancho de Iowa mientras la otra mitad se muda a Maui, Hawaii. En 1969 la congregación sufre una terrible pérdida con la muerte de Griggs por una presunta sobredosis de psilocibina. Un año más tarde patrocinarían con 25 mil dólares la huída a Argelia de Timothy Leary tras ser sentenciado a 5 años de prisión por posesión de marihuana.
Con la muerte de su líder y la desaparición de su gurú el declive del paraíso no se hizo esperar. La comuna hippie vio su fin tras el debut de la película “Rainbow Bridge” en 1972, que revela en diversas tomas comprometidas parte del arsenal de drogas que guardaba la hermandad. También, y aunque no venga al caso, el film muestra un par de ovnis supuestamente reales y un plano de Jimi Hendrix tocando sobre un volcán. La etapa de terror culmina con la muerte de una adolescente ahogada en el rancho mientras lucha puesta de ácido contra sus propias alucinaciones.
Semanas mas tarde del estreno de la película una redada policial arresta a una gran parte de la cuadrilla psicodélica, mientras otros huyen sumidos en la desesperación. El último de los fugitivos fue capturado nada más y nada menos que en el año 2009, treinta y siete años después.
Esta religión que rindió culto al amor, la paz y los psicodélicos nos dejó cientos de aventuras escritas y otras miles sin contar. No encontraron la paz, pero desde luego marcaron un capítulo dentro de la historia de la contracultura Norteamericana. Larga vida a la Hermandad del Amor Eterno.