APRENDIENDO EL AMOR
Son muchas las personas que sienten una fijación muy intensa por cada persona que les gusta tras una primera cita. Te explicamos cuál es el origen de este sentimiento (spoiler: no es amor) y qué puedes hacer para tenerlo bajo control.
Estás viviendo una historia que ya has vivido varias veces: conoces a una persona y tenéis una primera cita en la que las cosas no van súper bien, pero tampoco van mal. Te gusta, pero no tienes la seguridad de que a esa persona tú también le gustes. Nada más terminar la cita, empiezas a pensar en cuál es la cantidad adecuada de días que deberías esperar para hablar con esa persona de nuevo; decides un plazo, le vuelves a escribir, y te decepcionas con el poco entusiasmo o la escasa frecuencia de sus respuestas. Empiezas a sufrir y analizas cada pequeño mensaje que te manda, si es que te manda alguno. Citando a un clásico del reggaeton: "No, no es amor. Lo que tú sientes se llama obsesión".
A ti lo que te pasa es que no te han hecho mucho caso a lo largo de tu vida, y ahora cualquier pequeña esperanza de encontrar a alguien se convierte en un acontecimiento trascendental. Las personas que están rodeadas de relaciones sanas y satisfactorias no suelen entrar en estas dinámicas de obsesión, porque no sienten que esas personas a las que acaban de conocer sean tan importantes. Pero tú sí les das importancia, porque son una posible salvación a un dolor que lleva años hundiéndote.
Si estás leyendo esto es, probablemente, porque ya has empezado a ser consciente de que lo que haces no es bueno para ti. El amor es algo que se desarrolla con calma, un sentimiento que florece cuando has vivido muchas experiencias con una persona y cuando la conoces en profundidad. Antes de todo eso, lo único que sientes es interés, si enfocas la relación de forma positiva, o ansiedad, si no sabes gestionar la relación como es debido.
Sientes ansiedad porque ese atisbo de relación se ha convertido en una amenaza para ti: "Si no le gusto, habré fracasado y me sentiré mal". Encontrar a una pareja con la que compartir tu vida no debe ser un objetivo, debe ser un placer. Cada primera cita es una nueva oportunidad de conocer a alguien que piense de forma distinta a ti, y que te ofrezca experiencias que nunca podrías haber vivido por tu cuenta. Exprime al máximo esas experiencias que tengas la suerte de disfrutar, y tal vez algún día una de esas personas se convierta en alguien que quiera quedarse a tu lado y (lo que es más importante) con quien tú también te quieras quedar.